24 de marzo. Mi Banda Sonora.

El domingo pasado pusimos «El Camino» de los Black Keys. Nicolás bailó con el «Lonely boy», claro, aunque tampoco le vamos a otorgar demasiado mérito a ello ya que últimamente el crío baila hasta con la sintonía del telediario. El caso es que se me pasó escribir el post correspondiente.

Ayer, salvo playlists de Spotify, no sonó ningún disco concreto. Pero hablando de playlists de Spotify y a la espera de presentar un día en sociedad mi biográfica y egocéntrica (claro) A House is not a home, he de hablarles de la lista #Edusohistorias. Como sabréis a estas alturas, este jueves presentamos el que será el nuevo libro que mis compañeros y amigos de Educablog y yo hemos coordinado y editado y en el que también hemos escrito un relato, ojo: «#Edusohistorias: un viaje por la Educación Social». El caso es que mis amigos me pidieron que yo me encargase de la música para el sarao de pasado mañana, tarea a la que accedí. Tarea que asumí y para la que, egoístamente, pensé que mejor que yo me devanase los sesos elucubrando qué canción le iría bien a cada uno de los 23 relatos del libro, sería más guapo que cada uno de los autores y autoras del libro propusiese un tema (o varios). De esta manera, sí, yo me ahorraba curro pero, a decir verdad, creo que quedaba una cosa más bonita, más coherente, más compartida, más edusa, más mejor… Y lo digo pese a que, entre las canciones que los compañeros y compañeras de páginas han elegido, hay cosas que no me gustan nada de nada. Pero bueno, el caso es que la playlist que pone banda sonora a las #Edusohistorias es ésta, por si os despierta curiosidad (son más de 23 canciones, es decir, que temillas de mi cosecha han caído)

Y ya, volviendo al día de hoy… Una conversación en Facebook al respecto de la escena pop de los 90 en Mallorca (a raíz de un vídeo que puse de los Sexy Sadie en la mencionada red social), me ha llevado a escuchar uno de los primeros trabajos de la banda balear La Granja, concretamente, «Azul eléctrica emoción». Luego, me he encontrado con un compañero de curro que me ha dicho que a ver si nos vemos el viernes en la fiesta de presentación del MAZ, a lo que le he contestado que está difícil pero quilosá, a lo que él me ha devuelto que los Freedonia me iban a molar mucho y, ante tal sugerencia, me los he puesto. Y ya, para acabar la jornada, me he puesto el «Monk» de Thelonious Monk, que lo tenía guardado para escuchar desde hace mogollón de tiempo.

Y ya, para acabar el día, hemos felicitado a mi hermano Pedro, que hoy es su cumple, y como en casa tengo el single de una de sus canciones favoritas pues… No, en realidad, no lo he puesto, pero pongo el vídeoclip oficial de ese «Real gone kid» de Deacon Blue en homenaje a él.

Y esta, queridos y queridas seguidoras de esta sección, ha sido mi banda sonora del 24 de marzo de 2015.

7 de febrero. Mi banda sonora.

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Racha hospitalaria desde el miércoles. Toca acompañar al padre y pasar más tiempo en el hospital que en casa. Ayer fue mi primera noche durmiendo en una incómoda butaca. Al llegar hoy a casa por la mañana, me costaba conciliar el sueño y me he relajado tumbado escuchando la fiebre musical del momento, el «Monk’s Dream» de Thelonious Monk Quartet, cuyo LP recibí el jueves.

Hoy he disfrutado de una comida (¿de una experiencia?) especial en el Azurmendi. Una degustación marciana a la que le ha faltado el acompañamiento musical. He pensado en qué disco le iría bien como banda sonora a la propuesta culinaria de Eneko Atxa y me ha sobrevenido el «Kid A» de Radiohead. Una opción muy evidente, por otra parte. Pero, en todo caso, soñar no ha sonado por lo que no añadiré el nombre de la banda de Oxford a los tags de este post. Queda, por tanto, el señor Monk como único protagonista de mi banda sonora de hoy, sábado 7 de febrero de 2015.

Buenas noches desde el hospital.

3 de febrero. Mi banda sonora.

Una mañana Imarginando. Sin escuchar música pero compartiéndola con un cantante. Y hasta ahí puedo leer. A ver si dentro de poco me dejan contarles.

Ya por la tarde, fiebre en ciernes. Espanto. No los había escuchado hasta hoy. Y me han encantado, sobre todo su último disco «Rock & Roll». Magnífico.

Luego he visto que en Amazon estaba muy barato el vinilo de «Giant Steps» de John Coltrane y me lo he puesto. La verdad es que, de primeras, aún sonando elegante, no me ha conquistado como para comprármelo.

De hecho, hoy mismo he decidido que tengo que tratar de racionar un poco mis compras musicales. Por lo que he pactado conmigo mismo que a no ser que me encuentre con una ganga irresistible o que alguna de mis vacas sagradas saque un nuevo álbum (y esté bien) o que la fiebre sea realmente intensa, trataré de comprar dos discos al mes como máximo.

Veremos cómo evoluciona lo de Espanto. Y es que tras Coltrane, me puse otro trabajo, «Ísimos y Érrimos», que también sonaba muy bien pero no tanto como su «Rock & Roll», disco que me he vuelto a escuchar otras dos veces. Este fijo que cae este mes. El otro que ya he comprado ha sido el «Monk’s Dream» de Thelonious por lo que el cupo de febrero ya está cubierto.

Esta ha sido mi Banda Sonora del 3 de febrero de 2015.

2 de febrero. Mi banda sonora.

«So young». Vaya usted a saber por qué esta mañana me he levantado tarareando esa canción de los Suede. Me ha venido de perlas que me haya levantado con ella ya que tenía que probar que los singles giraban bien en el plato tras el accidente de éste y Nicolás (ver mi banda sonora del 30 de enero) y como da la casualidad que éste ha sido uno de los últimos singles que he comprado, pues lo he puesto. Todo en orden. Se puede diagnosticar que, a pesar de la caída, el aparato ha sobrevivido. Ya después, para acompañar las rutinas domésticas, nos hemos puesto el último trabajo de Franz Ferdinand.

Más tarde, he seguido degustando, un día más, ese discazo de Thelonious Monk Quartet que es «Monk’s dream». Una maravilla.

Y ya. El resto de música que ha sonado hoy ha salido de numerosas playlist de Spotify que he ido catando. Por lo que ésta, amigas, ha sido la banda sonora de mi 2 de febrero de 2015.

26 de enero. Mi banda sonora.

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No sé dónde ni cómo vi la portada del disco «Monk’s dream» de The Thelonious Monk Quartet pero dicha visión me llevó a escucharlo esta mañana.

Más tarde me enteré de lo del fallecimiento de Demis Roussos. Un artista del que es muy probable que haya escuchado alguna canción suya pero no de forma intencionada. El caso es que algunas amistades se han deshecho en elogios, desde que ha salido a la luz el deceso del griego, hacia su primer grupo, Aphrodites Child y yo, que no lo había escuchado nunca, pues me he puesto en Spotify a ello. He elegido su disco «666», el cual me ha parecido un poco tostón recordándome mucho a unos casi siempre admirados Sly & The Family Stone a los que yo tampoco acabo de ver la gracia. En definitiva, que a mí la pseudo mezcla esta de funky-progresivo, como que no.

Esta ha sido la banda sonora de mi 26 de enero de 2015.