Mañana es el Record Store Day, evento importado de países anglosajones (creo que es yankee pero no estoy seguro) con el que celebrar la existencia, todavía, de las tiendas de discos. Mañana hay sarao en La Casa de Atrás, en Power Records y una feria del disco en Bilborock. Mañana trataré de acercarme a la capital. ¿Que porque la banda sonora de hoy se introduce mirando al futuro más cercano? Sinceramente, no lo sé. Será que pensar en mañana es, posiblemente, lo más interesante que me ha pasado hoy, amén de recopilar fotos de viajes a Italia para hacer un nuevo Hoffman. ¡A tope!
Ciñéndonos, por tanto, al objeto de esta sección, hoy me ha dado por escuchar cosas nuevas. Discos de los que he leído últimamente bastantes parabienes. Han sido dos: «Goon» de un tal Tobias Jesso Jr. y luego un grupo llamado Alvvays con álbum homónimo.
Del primero diremos que se trata del disco de un mozalbete que suena muy intimista, muy romántico, muy delicado y tal, con el piano como principal acompañamiento y que a veces me recordaba a Elton John y otras a Iron & Wine, por ejemplo. Bien, quizá merezca alguna escucha más. Ni me ha encandilado ni me ha disgustado. Cero grados.
Los Alvvays es el típico tratado de indie-pop con ciertas reminiscencias C86, todo como muy escocés, sonando todo muy a Camera Obscura o The Pains of Being Pure at Heart y ya. Cero sorpresa. Guárdate para alguna fiesta el primer corte del álbum, «Adult diversion» (aunque algunos verán un hit más identificable en el siguiente, «Archie, Marry me») y ya. A otra cosa, mariposa.
A otra cosa maravillosa, esto es, dosis diaria del PUTO MEJOR DISCO DE 2015: «Carrie & Lowell» de Sufjan Stevens. Si el disco ya me parece una obra de arte sin aún habérmelo comprado y, por tanto, sin haber accedido a sus letras, al leer esta reseña en Indiespot, en un post sobre los mejores álbumes de lo que llevamos de año, hace que mi fiebre hacia el mismo haya vuelto a aumentar. Se sale.
Y ésta, amigos, ha sido la banda sonora de hoy, 17 de abril de 2015.