Nos vemos en Las Llanas

colectivo

Es todo muy Baraka. Hace tres jornadas, de haber ganado, nos habríamos puesto líderes. Sin embargo, tres semanas después, somos séptimos y estamos a cuatro puntos de las plazas que dan acceso a las eliminatorias de ascenso. Por todo ello, el choque de esta jornada se antoja decisivo y definitivo para apurar las opciones de cumplir el objetivo marcado para la temporada que no es otro que la clasificación para el playoff. Y qué mejor rival que visitar la cancha del Sestao River para coger ese último tren. Lo de mejor rival lo digo tanto irónicamente como totalmente en serio; irónicamente porque el contendiente es complicadísimo por el mero hecho de que es el derby de la margen izquierda y ese ya es acicate suficiente para que los verdinegros se dejen la piel sin necesidad de hacer más cábalas motivadoras. Y totalmente en serio precisamente por lo mismo, porque amén de apurar las opciones, la posibilidad de volver a ganar al eterno rival ha de suponer un punch para los nuestros.

Así, con todo, mañana estaré en Las Llanas, en el vetusto estadio sestaoarra. Porque los malos resultados no impedirán que me acerque a sus gradas de pie y de piedra ataviado con mi bufanda amarilla y negra. Lo haré como lo he hecho otros muchos años. Como lo hice hace veinte, por ejemplo, fecha a la que pertenece la fotografía que encabeza este post y que le he birlado a la gente de la página de Facebook Histórico Barakaldo CF. Se trata de un River – Peñarol de 1995 en el que recibimos una buena tunda futbolística ya que los barakaldeses caímos derrotados por 5 goles a 1. Una paliza que, por otra parte, no empañó una jornada festiva y colorida, que nos llevó andando de Barakaldo a Sestao por el barrio de Simondrogas, parando en muchos de los bares que íbamos encontrando. Recuerdo que me acompañó a aquel partido Rua, un amiguete al que realmente no le gusta el fútbol y que, sin embargo, se apuntó a la jarana ataviado con una pegadísima camiseta de la selección alemana. Recuerdo que aquel partido, en Las Llanas, Rúa fumaba en pipa. Él que por aquel entonces escucharía a Sabina y se declararía seguidor colchonero sin saber quién dirigía el banquillo del equipo madrileño. Recuerdo también a un gigantesco aficionado verdinegro que, en el descanso, se acercó a donde nos ubicábamos los hinchas del Baraka y nos instó a no mentar más a su madre o a la de sus compañeros de grada. Recuerdo que lo dijo de tal manera que, durante la segunda parte, nuestros cánticos parecían diseñados por Ned Flanders. Bueno, a la amenaza también habría que sumar la lluvia de goles que encajábamos en esos segundos 45 minutos. En fin… Pequeñas pinceladas de hace ¡¡20 AÑOS!!

Nostalgias aparte, espero que mañana volvamos al pueblo con los tres puntos en el zurrón y, de esta manera, las ilusiones de la temporada no acaben de forma abrupta a falta de 6 partidos por disputarse.

Por cierto, si quieren entender cómo se vive el derby de la margen izquierda desde el punto de vista de algunos peñistas del Barakaldo, lean el artículo que escribí para VAVEL a finales de 2013. Por otra parte, me estoy dando cuenta que el último post que le he dedicado a mi fiebre gualdinegra fue coincidiendo con el derby contra el Sestao de la primera vuelta… Curioso.

Buenas tardes.

A las duras (muy duras, durísimas) y a las maduras (que lo serán un poco si ganamos el derby de Ezkerraldea)

derby

A las duras y a las maduras. Tiene que ser así pero he de admitir que no he vuelto a escribir sobre mi Barakaldo CF desde que reseñé que Zidane visitaba Lasesarre. Y, desde entonces, duras. Muy duras. Durísimas. En liga, 2 puntos de 18. Derrota contra el filial del Real Madrid absolutamente condicionada por un arbitraje kafkiano. La semana siguiente caímos frente al Rayito, un encuentro en el que, según las crónicas, se realizó una primera parte muy mala y una segunda mitad en la que hicimos internacional al portero vallecano. En medio, la Copa. Una Copa del Rey en la que se habían puesto muchas ilusiones, anhelos que nos duraron hasta el minuto 86, momento en el que nos empató el Huesca y que se hicieron añicos en el minuto 117. Todo muy Baraka, sí. Volvemos a la liga. Empate en casa frente al filial de Las Palmas. Bueno, se podía dar por bueno el punto habida cuenta del esfuerzo copero. Pero, siete días después, en Cuenca, la debacle. Una mancha, una humillación histórica de la que ya nunca nos podremos olvidar. El histórico Barakaldo CF cayó derrotado por 8 goles a 1. Sí, 8 a 1. Repito: 8 a 1. Ese lunes estuve a punto de volcar una buena vomitona en forma de post pero me contuve. Tremendo. En fin, vuelta a Lasesarre y empate a cero contra el Tudelano y, finalmente, el pasado domingo, en Irún, derrota por la mínima, 1 a 0, contra el también histórico Real Unión.

Arf, arf, arf. Tomen aire.

Duras, muy duras. Durísimas. Y llegamos a la jornada 13, llegamos a la fecha en la que el calendario nos trae el derby de Ezkerraldea, el choque entre los dos conjuntos más representativos del fútbol vizcaíno – Athletic aparte -, un encuentro marcado en rojo por todos los amantes al balompié de barro. Barakaldo CF – Sestao. Peñarol – River. Un clásico. Nuestro clásico. Bajo mi punto de vista, el partido ideal para que pasemos al estado menos duras. Quizá no maduras pero, si ganamos el derby, quiero pensar que habremos puesto ya una mano sobre la lona en la que, en estos momentos, yacemos KO.

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