Egorecopilatorio Febril Estival 2018 – V

De la Fiebre Social o categoría en la que se recogen contenidos relacionados con la Educación Social, la política, el activismo, etcétera.

En las menciones a las exiguas referencias cinematográficas de este verano de hace unos días, decía que esa «Yo, Daniel Blake» servía de impulso a mi rol profesional, indisolublemente ligado a la vida personal. En ese sentido, creo que, además del cine, la realidad social nos sigue dando motivos para posicionarnos de una forma u otra. Por ejemplo, este verano, como muchos de los anteriores (pero no especialmente más éste por mucho que los haya muchos interesados en hacernos ver que sí es así), la llegada de migrantes a Europa vuelve a generar ríos de tinta, polémicas, generosidad, solidaridad, desprecio… en este caso, prefiero quedarme con las muestras de ayuda de algunas instituciones y de buena parte de la sociedad civil. Y, desde aquí, sólo queda difundir, por ejemplo, noticias como ésta que vienen a desmontar muchos de los mitos de los que algunos se valen para justificar su aporofobia.

Hablando de aporofobia, el término de Adela Cortina aparece en este estupendo reportaje que se emitió el pasado jueves 23 de agosto en el programa Hora 25 de la Cadena SER que versó sobre la pobreza, la solidaridad y demás. Casi que me veo en la obligación de insertarlo aquí para disfrute de alguien de la escasa audiencia de Cienfiebres.

Es más, me apoyaré en esta pieza (permítanme el autobombo) de cara a confeccionar un escrito que me he comprometido a hacer sobre Educación, Equidad Social y Políticas públicas para un libro al respecto de la Universidad de Barcelona. Propuestas y alianzas que surgen, ya ven ustedes, por una estancia prolongada en el pueblo. Guiño-guiño, Pablo.

Y ya que menciono por ahí la palabra política, pues hombre, no negaremos que el cambio de gobierno ha sacudido o nos ha generado bastantes tertulias este verano. No es cuestión ahora de ponernos a desmenuzar mucho de lo que el gabinete Sánchez está acometiendo. Grosso modo, lo resumiría en algunos bandazos y en mucho simbolismo. Actos que no sabes si están ahí por tapar determinadas cosas o porque, ¡qué concho!, porque se tienen que hacer. Uno de los ejemplos más claros, en ese sentido, tiene que ver con la exhumación de los restos de Franco. Muchos no lo ven como algo prioritario y otros muchos dicen que sólo sirve para reabrir heridas. Sólo diré que me parece que dejar de homenajear mediante un mausoleo a un dictador es algo que se tiene que hacer, pese a que muchos nunca verán un buen momento para ello, y que, personalmente, creo que las heridas no estaban cerradas precisamente o curadas, al menos, justo por la existencia de esos restos en ese siniestro lugar. Y ya.