Llega el turno de las lecturas del año. Los libros sin viñetas ya que, habida cuenta de que este año he incrementado el número de cómics que han caído en mis manos, les dedicaré un post ad hoc. No me enrollo más. Son 16 los títulos que he leído este 2017 de los cuales cuatro han sido editados en dicho curso (curiosamente, tres de ellos han sido los últimos que he leído) Como veréis, hay variedad de estilos y géneros. Ahí van, ordenados de peor a mejor calificación.
16.- MÚSICA DE MIERDA (Carl Wilson): Admito que quizá esperase algo más ligero, menos académico, un ensayo menos ensayo… Quizá se ha debido a que lo leí durante las fiestas de Navidad de 2016-17 por lo que, al final, por hache o por be, no acaba uno de abstraerse lo suficiente. Sea lo que sea, este ensayo sobre los gustos (buenos y malos), sobre las tendencias, las modas, etc, a partir de la obra y figura de Celine Dion, me ha dejado un poco frío aunque ya digo que quizá merecería otra lectura más sosegada.
15.- DE QUÉ HABLO CUANDO HABLO DE ESCRIBIR (Haruki Murakami): No me extenderé. No es Murakami uno de mis novelistas favoritos, la verdad. Quizá nunca he acertado con sus títulos excepto una vez: cuando, precisamente, se puso el traje de ensayista y disertó sobre la actividad de calzarse unas zapatillas y salir a correr. En aquella ocasión, me encantó. Motivado por aquella experiencia me acerqué motivado a este «De qué hablo cuando hablo de escribir» y, la verdad, me sigo quedando cuando hablaba de lo de correr.
14.- EL CAFÉ CELESTIAL (Stuart Murdoch): Nada, que sigo sin encontrar títulos escritos por músicos que admiro que me satisfagan completamente. En este caso, salvo algún momento que otro, lo mejor que he encontrado en esta especie de pseudo diario de Stuart Murdoch, líder de mis idolatrados Belle and Sebastian, han sido las playlist que puedes hacerte con su lectura y el hecho de que me ha dado pie a ponerme a menudo a la banda escocesa.
13.- CAMINAR (Henry David Thoereau): Librito de 60 páginas basado en una conferencia de Thoreau defendiendo el acto de deambular y la conexión con la naturaleza y el estado salvaje. Salvando algunas reflexiones realmente buenas, me ha parecido muy dogmático a veces y caótico otras.
12.- EL HIJO DE LA HUIDA (Carlos Télez Sedano): Debut novelístico del escritor barakaldés Carlos Télez. Los amigos, el barrio, la búsqueda trepidante de emociones, la música, el amor… una retahíla de temáticas que se tocan con un protagonista como hilo conductor quien, efectivamente, no deja de huir aunque, a mi modo de ver, no consigue nunca escapar.
11.- ANTES DE ONOCERNOS (Julian Barnes): De cómo enfermar de celos. De celos pretéritos. Celopatía retrospectiva. Este hombre, Barnes, siempre remueve, oigan.
10.- YUGOSLAVIA, MI TIERRA (Goran Vojnovic): Me compré este libro sin leer la sinopsis. Mis expectativas al hacerlo era la de leer un ensayo o un detallado reportaje histórico sobre la guerra en los Balcanes de principios de los 90. Sin embargo, ‘Yugoslavia, mi tierra’, es una novela personalísima en la que el conflicto en cuestión es un (importante o determinante) atrezzo que contextualiza una historia personal o familiar del protagonista que tiene, en definitiva, más de psicológico (¿constelacional, sistémico?) que de histórico. Recomendable título, con todo, aunque a veces peca de ser un poco abigarrado.
9.- ES MUY RARO TODO ESTO (Pablo Martínez Zarracina): Cincuenta y cuatro piezas después, es decir, tras acabar «Es muy raro todo esto» de Pablo Martínez Zarracina y, por tanto, tras desternillarme un buen rato, me reafirmo en lo que suelo proclamar en diferentes espacios: Zarracina es uno de los mejores columnistas que tenemos en España. Muy puto amo.
8.- LA NOCHE DE LA PISTOLA (David Carr): El que fuera prestigioso periodista del New York Times, David Carr, se aplicó muy mucho durante una época larga en una máxima: «moderación en todas las cosas, especialmente en la moderación». De esta forma, fue, durante mucho tiempo, un gran y aplicado drogadicto. Tan largo fue el periodo, que son abundantes las lagunas y, por ello, Carr decide emplear sus capacidades periodísticas y las herramientas que la profesión le dio para indagar sobre sí mismo, labor que plasma en este muy recomendable libro, complementándolo con su «transfromación» (no sin mucho esfuerzo) en una «persona normal».
7.- PATRIA (Fernando Aramburu): La historia de «Patria». El verdadero asunto en «Patria» son sus siete protagonistas y su pueblo y el contexto político, social y cultural. Y el terrorismo de ETA. Sí, también. El estilo coral, con saltos en el tiempo, con intercambios constantes de personas (de la primera a la tercera y, de ahí, a la segunda, etc), la profundización en su psique, el efecto «best-seller» que te engancha, etc… El posicionamiento. Sí, el autor se moja, se posiciona al lado de las víctimas pero empatizando, a mi modo de ver, con todos los implicados. Y lo que cuenta, todo lo que cuenta, es perfectamente real, ha sido real. Ha ocurrido o ha podido ocurrir. Sí, me ha gustado mucho el libro, el fenómeno «Patria».
6.- FARIÑA (Nacho Carretero): Qué, quién, cuándo, dónde, cómo, por qué y demás del narcotráfico en Galicia respondidas de una forma ágil, amena, muy entretenida. Un extraordinario trabajo que por momentos le lleva a uno a alucinar de lo que se vivió (y aún se vive aunque sin tanto eco mediático) en esa maravillosa tierra.
5.- MOBY DICK (Herman Melville): Ha sido mi año Melville. Y de tres de sus títulos, éste, el más conocido y aclamado, su obra máxima, es la que menos me ha gustado afirmación ante lo cual no entiendan que le hago de menos o que me ha resultado decepcionante o que es una especie de posicionamiento snob. Ni mucho menos. Pero sí admitiré que esos extensos capítulos dedicados con fruición a la cetología y a los más diversos e insignificantes detalles referidos a la «industria ballenera» son duros y pesados, aunque creo que, tras leerlo, son necesarios porque ejemplifican muy bien la obsesión (gran protagonosita del libro) a la que arrastra el capitán Ahab a Ismael, al resto de la tripulación y, por último, al propio lector. Un artefacto, con todo, inaudito e impresionante.
4.- BILLY BUD, MARINERO (Herman Mellville): A diferencia de «Moby Dick», esta pequeña obra, más simple, más directa, más dinámica, me ha llegado más. Y no por su poca extensión o su ligereza hay que pensar en que no esconde mucha miga. Todo lo contrario. Esta maravilla (la edición de Alba Clásica en la que lo he leído es una preciosidad) nos plantea conflictos como el de la virtud frente a la justicia (de guerra) o el de la inquina frente a la ingenuidad. En fin: simplemente, magnífico.
3.- BARTLEBY EL ESCRIBIENTE (Herman Melville): Este ya era favoritísimo. Ya lo leí en su día y ya me impactó. Pero la edición que he degustado este año, de Alianza Editorial, ejemplar con preciosas ilustraciones de Stéphane Poulin, me lleva a situarlo como mi tercer libro favorito del año.
2.- EL REGRESO DE REGINALD PERRIN (David Nobbs): La secuela de la inconmensurable «Caída y auge de Reginald Perrin». Si aquella era (es) de 10, esta no le va a la zaga. Hilarante. Jardielista con acento de Clinthorpe. Descojono continuo sin perder la vis trágica. Si alguna vez me da por escribir, me gustaría imitar a Nobbs en su saga Perrin aunque no creo que me acerque.
1.- EL RUIDO DEL TIEMPO (Julian Barnes): La valentía de sobrevivir siendo un cobarde en medio del pánico. El mejor libro que he leído este año. El mejor de los últimos años. Probablemente, el mejor que leeré en los próximos.