4 de julio (2009). Mi Banda Sonora.

Toda la peña poteando en Zaballa y cenando bocatas en Gernikako Arbola. Yo arriesgando con los tragos y ella recogida pronto para prevenir ojeras. El viernes 3 de julio hizo un calor sofocante. El 4 ya, tal.

Nunca había dormido en la casa de Pedro y Bego, en la cama de Adrián. Mi hermano me despertó y me confirmó que, efectivamente, ya tal.

Yendo a casa, a mi casa – y es que la casa de los padres siempre será la casa de uno – no veía Sestao. Era un día gris, cargado, abigarrado por las nubes y que anticipaba lluvia. Los pronósticos no se equivocaban.

Desayuno con mi tío, con mis padres, con Judith. Y un cigarro con Vanessa, mi sobrina. Llevaba cerca de once meses sin fumar. Hoy, 4 de julio, sabía, lo sabía desde hacía semanas, que iba a recaer.

Llega David. David retrata una casa en modo zafarrancho. Un piso de apenas 70 metros en el que hay demasiada gente acicalándose. No muchos nervios. Los justos. Me fumo otro cigarro. Ya sabía yo que iba a recaer hoy. Once meses.

Mi hermano Jose ha lavado el coche. Me ha lavado el coche. Mi coche. En él me lleva. A mí y a mis padres.

Y allí están todos. Mi cuadrilla. Su cuadrilla. Mi familia. Su familia.

Cuando ella llega vuelvo a notar unas mariposas en el estómago. O algo así. Una sensación, confesémoslo, que había ido desapareciendo conforme iba pasando el tiempo. Algo normal, algo asumido que hoy, 4 de julio, en cambio, renace. Curioso.

Noemí y sus compañeros han adaptado maravillosamente bien una serie de canciones a cuarteto de cuerda. «Svefn-g-englar» de Sigur Ros; «Wathever» de Oasis; «All you need is love» de los Beatles; «Lovers in Japan» de Coldplay. No en ese orden. Y puede que me deje alguna. Los nervios. Los justos.

David retrata a los recién casados, nos retrata, en un parque húmedo, mojado. David retrata a los invitados en el mismo parque. Algunos invitados beben ya en los bares cercanos al parque.

El coche de Alfredo nos conduce a la torre. La torre desde la que vemos el pueblo. Mi pueblo. Nuestro pueblo. No vemos Sestao. No vemos La Arboleda. No vemos casi Cruces. El sábado 4 de julio ya, tal. Los pronósticos no se equivocaban.

La torre tiene una terraza. Una terraza desde la que compartimos vino y viandas. Y besos y abrazos. Y primeras charlas. Y primera sensación de que hoy estamos con todos y con nadie. Y más cigarros. Llevaba once meses sin fumar. Sabía que hoy iba a recaer.

Entramos al comedor gesticulando absurdamente – al menos, yo – al ritmo de «Viva la Vida» en una versión en directo. Caluroso recibimiento. El evento influye, claro, pero creo que la canción es determinante. De hecho, se convierte en la canción, en la banda sonora del 4 de julio. El vino también influye.

La gente se va (nos vamos) a emborrachar. Es una comida larga, muy larga, con mucho tiempo entre platos. Un tiempo que se llena de plática y de alcohol. Estoy extasiado. Afuera, en la terraza de la torre, llueve. Estoy extasiado. Estoy feliz.

No es un vals. Es «All you need is love». Se han roto las hostilidades lúdicas con esa canción. Las hemos roto con esa canción.

Y no sé. Intentamos que la mayoría de la gente tenga su canción. Todas ellas formarán mi banda sonora del 4 de julio. A saber… «Real gone kid» de Deacon Blue para Pedro; una de Miguel Bosé para José; ¿Los Pecos para Loli?; mi padre se desgañita con mi suegro cantando «Soy Minero» de Antonio Molina; Judith tiene el «Satisfaction» de los Stones; Eneko «Live Forever» de Oasis; David el «Rock’n’roll» de la Velvet; Raúl tiene «Hoppípolla» de Sigur Ros (produciéndose un gran momento con todo el mundo sentado en el suelo); Javi tiene «El pasaporte» de Los Brincos (que yo descubrí en su boda); Rober tiene a Depeche Mode o a Héroes del Silencio (o a los dos); Diego (y su aclamada mariquita en la solapa) se luce con el Fary (true story); «Un buen día» de Los Planetas para muchos; y muchos otros tienen más pero no me acuerdo; no son todas las que están o no están todas las que son. Los nervios. Los justos.

Algunos de mis amigos han roto una mesa; Ana y yo subimos a una silla; se sacan pintxos que apenas se comen; estoy sudando; la gente se va a los bares; nosotros también. Estoy haciendo algo que siempre me había parecido ridículo; afuera, en la terraza de la torre, llueve. Estoy extasiado. Estoy feliz.

El domingo 5 de julio muchos se han descargado como tono de móvil «Viva la Vida» de Coldplay. No en la versión en directo que triunfó ayer. No era una canción pensada para nadie y, sin embargo, se acabó convirtiendo en la canción de todos. Una canción a la que le tenía un poco de tirria por la excesiva saturación, por habérmela tragado día, tarde y noche en la radio del coche que alquilamos cuando fuimos a la Toscana y que sólo sintonizaba bien una emisora italiana que, como digo, emitía a todas horas el hit de Chris Martin y compañía. Una canción que, sin embargo, se acabó convirtiendo en la banda sonora del sábado 4 de julio de 2009.

* Sí, hubiera quedado guay haberla publicado el pasado sábado pero no era plan.

21 de mayo. Mi Banda Sonora.

Sigo completando discografía planetaria gracias a la decisión de Subterfuge de reeditar singles de la banda granadina. Esta mañana he recibido el «Punk» de Los Planetas y ya pues lo hemos puesto en casa. Luego me he puesto, casi seguidos, los dos discos de Los Fresones Rebeldes. Como he comentado a las amistades de Facebook, últimamente me ha dado un poco por ahí.

Ayer Penny Lane DJ recordó a su audiencia, también en Facebook, que se han cumplido diez años de la edición del «A certain trigger» de Maxïmo Park. Un buen disco que, dicho sea de paso, es de los que mejor han envejecido de esa hornada de bandas que nacieron en la década pasada bajo la etiqueta del post-punk y catapultadas por la NME. Así lo he atestiguado tras ponérmelo esta tarde en Spotify.

El Purple Weekend ha anunciado un nombre para su edición de 2015. Unos tales The Jay Vons, yankees ellos, que, al parecer, van a editar un 7 pulgadas en España a través de el sello La Castanya. Supongo que esa referencia que edite la escudería catalana será la única que existe en Spotify, «Days Undone / Night (was stealing from the sun)». Sí, la he escuchado y suena que te cagas. Soul enérgico y luminoso que tiene pinta de molar muchísimo en directo.

Y hablando de molar mucho en directo y habida cuenta de la imponente presencia de un hammond en los temas de los Jay Vons esos, me he acordado de lo bien que me lo pasé las dos veces que vi a The James Taylor Quartet y me he acordado que la canción «Stepping into my life» me enfervorizó mucho en su día y, con todo, pues me he puesto su «Extended play».

Y, claro, he pensado que el sábado podría llevar en la maleta de CDs (sí, amigos, de CDs… Aunque sea poco cool, confieso que no voy a pinchar en vinilo, si no en CD) ese tema de la James Taylor Quartet y también, por qué no, algo de Los Fresones, etcétera… Sí, gente, sigo diseñando, aunque sea mentalmente, la música que pondré este próximo sábado en el Satélite T tras el bolo de Cooper… Molaría veros.

Y esta, camaradas, ha sido mi banda sonora de hoy, jueves, 21 de mayo de 2015.

8 de mayo. Mi Banda Sonora.

Antes de nada… El pasado 6 de mayo debió publicarse Mi Banda Sonora pero creo que sólo guardé borrador y no la publiqué. O algo así. No sé, lo que sea, pero que la hubo, mirad:

Mi vida en los últimos días se puede resumir en vómitos y diarreas. Desgraciadamente, no míos. Ojalá. Son del cachorro. El puto virus sigue acompañando al chiquillo y, aunque creemos ver signos de que poco a poco abandona su cuerpo, ahí sigue, el hijoputa. En fin.

Hoy he vuelto al trabajo y este hecho me ha permitido que en el ordenador haya escuchado el EP de Los Planetas, «Dobles fatigas», y el disco de Blur, «Te Magic Whip». Al ejercer una labor de acompañamiento a la tarea profesional, no les he podido prestar especial atención a pesar de ser dos grupos a los que siempre he seguido. Bueno, ya los escucharé con más ahínco. De primeras y atendiendo a sensaciones superficiales, el de Blur me ha sonado mejor pero a saber.

Esta, amigas y amigos, ha sido la banda sonora de mi 6 de mayo de 2015.

Hoy también. Escasa, como estos últimos días. Desde el ordenador y en el curro. Descubriendo novedades discográficas y algún que otro trabajo pretérito. En este último caso la primera parte de la tarde la he dedicado a escuchar varios albums de Ty Segall. Después, tras unas escuchas a diversas playlists, me acordé que el otro día vi en el escaparate de Long Play de Barakaldo el nuevo trabajo de los Django Django (cuyo debut fue, para mí, el mejor disco de 2012), titulado «Born under Saturn». Escuchado en Spotify, se gana nuevas audiciones y la probabilidad de que acabe comprándomelo.

Pocas emociones por lo demás. Hoy he empezado a notar la fiebre gualdinegra de cara al partido del domingo (último de la liga regular pero espero que no de la temporada en Lasesarre) aunque no le haya dedicado entrada al respecto. El lunes habrá que resarcirse y espero que contando buenas nuevas. Hasta entonces. Buen fin de semana.

Esta ha sido mi banda sonora del 8 de mayo de 2015.

30 de marzo. Mi Banda Sonora.

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El sábado fui a Long Play, la única tienda de discos que queda abierta en el pueblo, a recoger, supuestamente, el último disco de Belle & Sebastian. Nunca llegó. El que lo hizo fue su segundo álbum, el delicioso «If you’re feeling sinister», disco que ya poseo. Se ve que ella, la tendera, o yo nos confundimos a la hora de hacer el encargo unas semanas antes. Me iba de la tienda con las manos vacías hasta que en el escaparate vi el EP «Nuevas Sensaciones» de Los Planetas.

El domingo pinché el EP «Nuevas sensaciones» de Los Planetas en casa. Mi absurda, ególatra y, por otra parte, entretenida vocación de compartir mis compras o lo que escucho en Facebook, originó una entretenida conversación entre Javi, Alejandro y yo mismo. En resumen, se trató el valor de las reediciones, el precio de los singles y se juzgó, por enésima vez, a la banda granadina. ¿Conclusiones? Javi y yo acostumbramos a dejarnos robar. Respecto a lo que se dijo sobre J y cía., copio, literalmente, lo que escribió mi amigo Javi al respecto: «Los Planetas están sobrevalorados por sus fans e infravalorados por sus detractores». Me pareció un comentario bastante acertado.

Hoy mi yo consumista se ha dado un garbeo por Amazon y ha encontrado dos novedades discográficas a precios realmente atractivos. Tan atractivos que me he escuchado ambas referencias. Dos títulos que, de no ser por esos precios, no me llamaban especialmente la atención. Los discos son el «Chasing Yesterday» de Noel Gallagher’s High Flying Birds y el «Our love» de Caribou. El primero de ellos me ha sorprendido positivamente. Tampoco es que sea la repera pero costando 16 eureles la edición de doble LP igual me lo pillo. El de Caribou, aún más barato (14 con algo), me ha resultado más duro, menos accesible, pero con visos de que, a más escuchas, vaya ganando. No sé, igual también cae. 30 pavos por los dos no me parece para nada caro.

Y ésta, amigos, ha sido mi banda sonora del 30 de marzo de 2015, con ciertos guiños a los días 28 y 29.

20 de marzo. Mi banda sonora.

Sí, a pesar de lo vivido en estas últimas semanas, ha habido, afortunadamente, tiempo para escuchar música. No lo ha habido, en cambio, para mantener el diario, este diario, esta (mi) banda sonora. Ni tiempo ni ganas. Hasta hoy.

Hasta hoy, decía, y tirando un poco de memoria, han sonado cosas como los Kinks (el recopilatorio «Singles Collection»), el disco de Allah-Las (ya saben, el mejor álbum de 2014), el «Rock’n’Roll» de Espanto, los CDs del cofre C86 y alguna cosa más que me dejo en el tintero.

Hoy, decía, ha sonado en casa el «Super 8» de Los Planetas. Ayer me regalaron, por el día del padre, el LP de los granadinos. Luego he escuchado a Biznaga, un grupo que todo el mundo pone muy bien y que, ciertamente, escuchándolo un poco por encima, me ha llamado la atención lo suficiente como para que le dedique otra escucha más adelante.

Esta ha sido la banda sonora de hoy, 20 de marzo de 2015, pero, como decía antes, me he dejado alguna cosa en el tintero. El 12 de marzo escuché a Horace Silver. Primero la canción «Song for my father» a través del vídeo que encabeza esta entrada y luego el LP «Horace Silver & The Jazz Messengers» que es el que tengo en casa. Luego quise escuchar «La campanera» de Antonio Molina pero, a ciencia cierta, no sé si esa canción corresponde a ese artista. Sí sé que a mi padre le encantaba esa canción y ese cantante. Lo llevaba de melodía en el móvil.

Y esta, amigos, fue mi banda sonora del 12 de marzo de 2015, día en que falleció mi padre.