
Unas cervezas en la plaza del pueblo. En la terraza del bar, a resguardo del implacable sol ribereño. La plática imparable de un chileno y el gusto de uno por conversar. Del Barakaldo, de la U, de política, de memoria histórica, de Educación, de juergas inconfesables y peligrosas, de Stereolab. Etcétera. Y producto de ello, quiero pensar, surge la invitación. “A ti que te gusta escribir”, me dijo, “¿por qué no te animas a hacer un artículo para un libro sobre políticas públicas sobre Educación Social, sobre Educación, etcétera?”. Y no sé, pues supongo que no supe decir que no y de aquellos barros…
Pues que me complace anunciarles que hace escasos días vio la luz el segundo volumen del libro “Políticas Públicas para la Equidad Social”, publicado por la Universidad de Santiago de Chile, en su colección Políticas Públicas y en colaboración con la Facultad de Educación y al Departamento de Didáctica y Organización Educativa de la Universidad de Barcelona.
Y me complace hacerlo, como podrán intuir habida cuenta de la introducción, porque, además de lo interesante de la temática, he tenido el honor y el privilegio de aportar un artículo a dicha obra. El capítulo en cuestión lleva por título ‘La Educación Social en el sistema educativo: una herramienta transversal para mitigar las desigualdades’. Para poder acceder a todo el libro, pinchen en este enlace y si quieren buscar mi escrito pueden acudir a la página 23 del mismo.
Desde este humilde espacio, sólo me queda, pues, agradecer a los responsables de dicha publicación por haberme invitado a participar en la misma. Un libro con unas características especiales, eso sí. Una obra académica, con un evidente tono científico, que he de confesar me ha supuesto un gran esfuerzo sobre todo para adaptarme a los requisitos y normas que un libro de estas características exige.
La experiencia derivada de dicha, digamos, adaptación al medio daría para otro post en el que analizar esas reglas de publicación, comúnmente aceptadas en el ámbito universitario, claro, pero que para profanos en la materia nos resultan especialmente rígidas, entendiendo, insisto, que ese rigor será absolutamente necesario para poder catalogar algo de científico y demás.
Sea como fuere, reiterar mi agradecimiento (¡GRACIAS, PABLO!) y mostrar, por qué no, mi orgullo al colaborar por primera vez en una obra de este tipo. Espero os parezca interesante lo que aporto en la misma, así como el resto de artículos que componen la misma. No me extiendo, que ya lo he hecho bastante en el episodio ‘La Educación Social en el sistema educativo: una herramienta transversal para mitigar las desigualdades’.