Loli me pregunta cuándo van a empezar con las canciones más disco. Yo le respondo que es un concierto en el que van a tocar íntegramente el Trafalgar. No sé por qué sé que ese concierto de los Bee Gees lo he organizado yo. No sé por qué, pero lo sé.
Aparezco en la fila más cercana al escenario. No hay personal de seguridad. Tres amigos le están pidiendo kalimotxo al batería de los Bee Gees. No sé por qué sé que es el batería de los Bee Gees, pero lo sé. El músico no entiende nada y pone cara de que no entiende nada. Mis amigos deciden irse. Yo les digo que me esperen, que voy a pedir una cerveza al batería de los Bee Gees. No me hacen caso y se van, se van del bolo de los Bee Gees en el que están tocando íntegramente el Trafalgar.
Me enfado. Mucho. Me mosqueo de verdad. Tal es la indignación que me invade que me despierto.