Lunes de resaca II: la electoral

Pues sí. Algo habrá que decir al respecto, ¿no? Si comenzamos por el pueblo, se ha producido el hito de que tras 32 años de gobierno socialista, parece ser que el bastón de mando de Barakaldo cambia de manos y nuestra futura alcaldesa será Amaia del Campo, candidata por el PNV. Personalmente, que se produjese una alternancia tras tantos años con los mismo colores en la poltrona barakaldesa no me parecía mal pero precisamente el partido que ha resultado elegido no representa, a mi modo de ver, lo que yo entiendo por cambio aunque éste se produzca. No sé si me explico. Aún así, ya habrá tiempo para evaluar a la nueva regidora.

De lo acaecido en otros lugares, no negaré cierta alegría o esperanza por los resultados en Madrid y Barcelona. Manuela Carmena y Ada Colau representan, a priori, otra forma de hacer política. La primera ha sido una jueza con una amplia trayectoria vinculada a causas relacionadas con los derechos humanos. La segunda ya había hecho política desde la calle, paralizando y combatiendo desahucios. Ambas recogen el hartazgo de buena parte de la población o, dicho de otro modo, se han hecho acreedoras de la ilusión de mucha gente por un cambio en la gestión de la cosa pública. Ahora les toca trabajar (hablo en plural aunque la alcaldía de Carmena ha de confirmarse a través de pactos) o seguir trabajando, siendo conscientes de la responsabilidad y el compromiso adquiridos, de que se les va a observar con lupa (como no podía ser de otra manera) y de que la gente espera en sus respectivas ciudades (y en otros puntos de el Estado que anhelan o anhelamos un efecto contagio) que no les fallen.

¿Más cosas? No sé… Que también es una buena noticia que no haya mayorías absolutas y que, por lo tanto, no haya rodillos partidistas e impositivos. Que tengan que negociar entre partidos para alcanzar pactos de gobierno primero y luego para tomar decisiones institucionales. O dicho de otro modo: los políticos van a tener que hacer política… ¿Qué cosas, verdad? 

Que ya podemos dejar de criticar al electorado valenciano ya que parece que esta vez sí ha reaccionado con sus votos a lo que ha tenido que vivir durante muchos años; que, volviendo a mi zona, los tiempos han cambiado en la margen izquierda del Nervión ya que sólo Portugalete se mantiene como bastión socialista; que no sé si me sorprende o no el apoyo que han recibido alcaldes como los de Sestao y Vitoria. Dos primeros ediles que elevaron el tono populista y generalizador contra determinados grupos de población (inmigrantes) y ese tono ha sido «comprado» por sus conciudadanos (mayoría absoluta en el caso del municipio vizcaíno y retención de alcaldía en el caso de la capital vitoriana a pesar del generalizado retroceso de su partido). En fin, como venía a decir esta mañana mi amiga Zaloa, estamos acostumbrados a escuchar a determinada gente exponer sus miedos a lo de fuera y algunos políticos expresan o explotan esos mensajes por un puñado de votos sin pensar en otras consecuencias. Nuevamente, es lo que hay.

Es lo que hay es una expresión, por cierto, que no me gusta nada y que, desgraciadamente, empleo mucho cuando hablo de política. Una política que, contradictoriamente, me aburre y me genera desafección y que, sin embargo, me tiene pegado a unos recuentos de votos, me lleva, de hecho, a votar y me lleva hoy a escribir aquí. Cienfebrismo, estoy cansado de decirlo.

PD: la foto que encabeza la entrada ha sido ampliamente viralizada desde ayer. Creo que es muy gráfica o muy simbólica para representar de dónde viene, cuál es el origen político de la que va a ser alcaldesa de Barcelona. Y lo digo como loa, entiendáseme.

Jornada de reflexión

pensar

Un Seat Ibiza blanco engalanado con unas cuidadas fotos de la candidata a alcaldesa del pueblo en las puertas laterales y coronado por unos altavoces que emiten una música patética pero pegadiza y unos mensajes insultantemente manidos que pretenden conectar con el potencial votante. ¿De verdad la estrategia del coche electoral circulando a todas horas por las calles del municipio puede convencer a alguien de votar a ese partido?

Un candidato arremangado, sin corbata, con la camisa un poco salida. Participando en un acto con jóvenes, poniéndose unos auriculares, fingiendo que escucha la música de un chico que acude a su acto. Globos. Caramelos. Castillos hinchables. Una foto con una anciana, con un bebé, con un inmigrante. ¿De verdad este tipo de actuaciones (muchas veces sobreactuaciones) pueden provocar que una persona indecisa se decante por votar a sus perpetradores?

Un pomposo programa electoral. Páginas de promesas y propuestas. Todas bonitas. Todas efectivas. Todas políticamente correctas, claro. Todas votables, incluso. Yo, que era de los que pensaba que esto sí, que el programa había que leerlo para formarse una opinión antes de introducir el voto en la urna, veo que la mayoría de ellos (por no decir todos) son vacuos.

Un mitin. Parafernalia. Luces. Banderas. Tonos de voz emocionantes. Expresividad no verbal. Entusiasmo. Oratoria. Pero, ¿acudir al mitin de equis partido puede, de verdad, convencer a una persona que no sabe a quién votar, que no sabe siquiera si votar?

Insisto: ¿Cómo se convence a las personas indecisas? Porque los métodos descritos más arriba me parecen, a estas alturas del juego, mayormente ridículos. Supongo que la gente que trabaja en los partidos en la campaña, viene a hacer, en cierta forma, una especie de labor comercial, símil, por otra parte, que resulta muy gráfico para entender la política aquí. Tratan, en definitiva, de vender una moto con la esperanza de que entre la gran masa consumidora alguien compre. Pero, como vengo diciendo, me sorprende que alguien lo haga, que alguien pique. De hecho, no hay más que analizar las estadísticas de participación en muchos comicios.

No sé. Y es que, al final, se vota. Votamos. Unos por adscripción ideológica, otros en modo hooligan, es decir, sin capacidad crítica, haciéndolo porque es mi equipo y lo defiendo hasta la muerte. Otros porque es lo que se vota siempre en casa. Y otros, incluso, porque sí creen que este ejercicio puede cambiar algo. ¿De verdad? Sí, los hay. Yo mismo votaré este domingo y quiero pensar que lo haré incluido en ese último grupo. Y, sin embargo, lo haré con escepticismo y siendo consciente de todo lo que he escrito por ahí arriba.

No sé. No he podido esperar al sábado. Hoy es mi jornada de reflexión. Sin más.

PD: si quieres pasar una jornada de reflexión chachi, vuelvo a recordar que el sábado estaré poniendo canciones en el Satélite T, justo después del concierto que ofrecerá Cooper en dicho garito. Prometo poner temas que remuevan vuestra conciencia política previa a la cita electoral… Bah, no. No lo haré. Mejor poner temas que remuevan vuestras caderas.

PD2: la imagen que encabeza esta entrada pertenece a este Tumblr que también mantengo y que se llama Paredes que Hablan.