Mi cosecha 2016. Los discos.

¡Felices Listas 2016! Sí, como cada año, en estas fechas, nos paramos a recopilar lo que más nos ha gustado o más hemos disfrutado en cuanto a discos, libros, películas o recetas de cocina, qué sé yo. Y lo hacemos, claro, con el fin último de mirarnos al ombligo, de postularnos como poseedores de una opinión (una verdad, nuestra verdad) respecto a productos culturales o de otra índole y, al fin y sobre todo, para sugerir y compartir títulos que puedan servir a otros y, en el caso de que juguemos a esto como receptores, para descubrir de una tacada cosas que se nos han escapado… Muy divertido todo, ¿verdad?

Luego podemos hablar de cómo se elaboran las susodichas. Leía un post de Joserra Rodrigo en el que decía que él no está de acuerdo en categorizar estas listas mediante un formato “top”, es decir, ordenadas de menos mejor a más mejor, por decir algo. Lo argumentaba exponiendo que, al final, todos y cada uno de los, en este caso, discos que apuntaba en su repaso a 2016 le habían emocionado de alguna manera y que estas emociones no pueden o no deben cuantificarse o diferenciarse entre sí. Compro. Acepto el razonamiento pero también creo que, entre lo apuntado, siempre hay cosas que llegan más, que emocionan igual pero, quizá, con distinta intensidad… o, volviendo al primer párrafo, diré que compro pero que me resulta más divertido culminar el listado con un podium, etcétera… y si hacemos esto (o al menos yo lo hago) es, insisto, para divertirnos, generar cierto debate y demás.

Va, hasta aquí. Cierro ya esta extensa introducción y doy paso a mi cosecha 2016 en lo que a discos se refiere. Este año son doce los álbumes seleccionados, discos que, en su gran mayoría, han acabado en el estante de mi discoteca doméstica (indicador decisorio aunque también los hay que he comprado y no aparecerán y otros que aparecen y no he adquirido), discos que he escuchado en mayor o menor medida y que, haya escuchado más o menos, por la razón que sea, han acabado cautivándome emocionalmente. O sea, lo de siempre. Venga, va, ahí van… Espero vuestras reacciones.


12.- LEON BENAVENTE: 2

Admito que la fórmula de este segundo trabajo de los León Benavente no me cautivó en principio (¿un abuso de algo parecido al “spoken word”? WTF!) pero he de admitir también que, como me ha pasado muchas veces (y me seguirá pasando), un concierto basado en dicha obra acaba llevándome a verlo de otra forma. Y, de esta forma, tras flipar con el directo que ofrecieron en la pasada edición del Bilbao BBK Live, mi consideración hacia este “2” varió hasta tal punto de incluirle en el puesto duodécimo de mi cosecha 2016.


11.- TRIÁNGULO DE AMOR BIZARRO: “Salve discordia”

Me siguen pareciendo una de las mejores cosas que le ha pasado al pop español en los últimos años y me reafirmo en esa opinión con cada nueva entrega de los gallegos. “Salve discordia” es un discazo con la intensidad y la suciedad marca de la casa y con hits tan redondos como el sinlge “Baila sumeria”. Y ya.


10.- THE LAST SHADOW PUPPETS: “Bad habbits”

Habida cuenta de que su anterior trabajo, “The age of the understatement”, me parece, ATENCIÓN, uno de los mejores discos de lo que llevamos de siglo XXI, las expectativas con las que aguardaba el regreso de Turner y Kane eran elevadas y, por tanto, como suele ocurrir en estos casos, no han sido alcanzadas. A pesar de ello, este “Bad habbits” sigue manteniendo una línea lo suficientemente elegante y evocadora como para ser destacado. Y, ojo, que no he metido su reciente EP, “The dream synopsis”, por el formato y por destacar el LP pero cabría perfectamente como gran fruto de la cosecha.


9.- PJ HARVEY: “The community of hope”

Amigos puristas del rock, yo os confieso: soy más de la Polly Jean desde “Stories from the city, stories from the sea” en adelante que de sus trabajos anteriores. Una Harvey más introspectiva, profunda, susurrante, que expresa su rabia de forma más sutil. Esta nueva PJ alcanzó, sin duda, el culmen con su disco anterior, “Let England shake” pero el álbum que ha sacado este año no le va a la zaga. No deja indiferente y emociona intensamente y con eso es más que suficiente. Y, aparte, ¿es “The Wheel” una de las canciones del año? Yo diría que sí…

8.- TELEGRAM: “Operator”

Uno de los descubrimientos del año. Llegué a ellos porque formaban parte del cartel del festival Bilboloop y, picado por la curiosidad, me los busqué en Spotify y, pensando en encontrarme con algo así como más, digamos, moderno, cual fue mi sorpresa al encontrarme con un disco que parecía del 78, que sonaba a Buzzcocks, a Undertones y toda la pesca. Un disco que me ha encantado, me ha divertido y que podría sonar (como de hecho suena) en eventos como Bilboloop pero también tendría cabida en garitos netamente underground como El Tubo de Baraka. Muy dabuti.


7.- THE DIVINE COMEDY: “Foreverland”.

Hay dos nombres en este listado que, aunque hubiesen hecho discos mediocres, seguramente habrían seguido apareciendo porque uno es demasiado fan de ambos. Uno lo vemos luego y el otro es Divine Comedy, esto es, el puto amo de Neil Hannon. De hecho, reconozco que “Foreverland” no va a ser mi disco favorito de los irlandeses pero su teatralidad, su pop dandi, sus arreglos y el buen rollo que destilan lo siguen situando muy por encima de los trabajos de mogollón de gente. Si a esto le añadimos que el concierto que ofrecieron en el teatro del BIME ha sido uno de los mejores directos que he visto este año, pues queda todo dicho.


6.- DMA’S: “Hills end”

Tan habitual como comprar polvorones o las cenas de empresa en diciembre está, en mi caso, el acto de incluir una dosis de britpop clásico en mis listas de lo mejor del año. Es mi sub-género favorito, quizá porque se afinca al recuerdo de mi cada vez más lejana adolescencia, y, por lo tanto, cada vez que aparece algo por ahí en esta onda (con un mínimo de calidad, se entiende) lo devoro y disfruto. Este curso, de hecho reitero la dosis con unos mozalbetes australianos que también formaron parte de mi cosecha de 2015. Los DMA’S son, a día de hoy y en mi humilde opinión, los mejores homenajeadores a los parámetros que me conquistaron a mediados de los 90 y, sólo por ello, a mí ya me tienen ganado.

5.- FRANK OCEAN: “Blonde”

Estas cosas me flipan. Escucho aleatoriamente una de esas listas que genera la plataforma Spotify en base a los gustos de uno y, de repente, suena algo que, a priori, está muy alejado de los estilos que suelo degustar. Y me flipa porque, de repente, eso que suena me flipa, me encandila, me sorprende, me resulta llamativo y me lleva a escuchar no sólo la canción que clama mi atención sino el disco entero en la que aparece y el disco entero me parece estupendo. Y estamos hablando, amigos, de un tal Frank Ocean (que me sonaba de ser uno de los nombres más aclamados en las publicaciones musicales más in de los últimos años), tipo al que se le mete en el saco del hip-hop (¿yo escuchando hip-hop?) aunque yo advierta guiños soul, gospel y demás rasgos negroides a los que puedo estar más acostumbrado… E insisto, me encanta y me encanta que me encante algo así… Y no recordaba que me pasase algo así desde el “Endtroducing…” de DJ Shadow… Y eso, que “Blonde” me parece uno de los trabajos más bellos de 2016.


4.- TEENAGE FANCLUB: “Here”.

Este es el otro que os decía hablando del disco de Divine Comedy. La banda a la que le habría incluido aunque su nuevo disco hubiese sido furruñé. Pero, claro, en este caso, jugaba sobre seguro: ¿cómo los enormes Teenage Fanclub van a hacer un mal disco? IM-PO-SI-BLE. Son los orfebres sencillos, majos y simpáticos que transmiten belleza, emotividad, buen gusto y cuyos discos se pone uno casi a diario. El otoño de 2016 ha sido el mejor otoño en años gracias a “Here” y su portada es, sin lugar a dudas, la más bonita del presente curso. Ay, qué ganas de verles el próximo 24 de febrero en el Antzoki.

3.- DAVID BOWIE: “Blackstar”

No va a ser mi disco favorito de Bowie. De hecho, confesaré que analizándolo desde un punto de vista estrictamente musical, quizá ni siquiera le habría incluido entre mis cinco favoritos del año. Entonces, ¿por qué “Blackstar” se lleva mi bronce de 2016? Elemental: porque este disco se convierte en el epílogo perfecto a la vida de un artista TOTAL; la rúbrica sonora perfectamente adaptada al momento que el propio David Robert Jones identificó como el de su final, al que quiso dotarle de una banda sonora oscura, de un réquiem solemne y experimental, por momentos siniestro aunque con atisbos luminosos y esperanzadores… En definitiva, ¿cómo no?, ¿cómo no voy a valorar como se merece un acto así?


2.- THE BRIAN JONESTOWN MASSACRE: “Third World pyramid”

De cabo a rabo. De principio a fin. Del primer segundo al último. Si alguno de los discos que aparecen en esta lista fuesen analizados por la redondez de su conjunto, sin más elementos en consideración, este trabajo de The Brian Jonestown Massacre se llevaría la palma. ¡Qué intensidad!, ¡qué enganche he tenido (tengo) con él! ¡Qué ración de rock lisérgico más bien digerida! En fin, que todo son alabanzas para cada uno de los nueve cortes (“Government beard” quizá sea mi canción del año) de este trabajo, de este grupo al que, hasta ahora, no le había prestado excesiva atención y del que ahora ando revisando toda su discografía. Si está aquí, en el segundo escalón del podium, es porque esta es la lista de Cienfiebres y este álbum me ha enfebrecido. Enorme.


1.- THOSE PRETTY WRONGS: “Those pretty wrongs”

Pero el disco de 2016, para mí, es éste. El más bonito. El más Beatle. El más delicado. El más elegante. El más emocionante. El más sugerente. El que más he escuchado. El que más ha gustado en casa. El que más he recomendado. El que he regalado. El que me ofreció la posibilidad de disfrutar de uno de los conciertos más guapos del año. El que me ha hecho redescubrir a Big Star. El más amable. En el que la mayor parte de la gente cuyas opiniones musicales respeto y admiro ha coincidido. El mayor descubrimiento del año. El disco. El disco del año: “Those Pretty Wrongs” de Those Pretty Wrongs. Que me callo ya y que lo escuches. De nada.

PD: ha habido otros discos que me han gustado y que recomiendo encarecidamente pero que se han quedado fuera de la lista por poco. Por ejemplo los últimos de: Suede, Parquet Courts, WAS, Novedades Carminha, Kokoshca, Michael Kiwanuka, Franco (¿es “Neoliberal” una de las canciones del año?, ¿debería hacer una lista con las “Canciones del año”?), Quique González, Is Tropical, The Hinds, Wilco, Allah-las, Dodgy, Los Wallas, Dr. Maha’s Miracle Tonic (aunque éste aún no lo he escuchado)…

Mi Cosecha 2015. Los discos.

Ay, quién me ha visto y quién me ve… Yo, que cada mes de diciembre me encargaba de elaborar el listado de lo mejor del año para La Furgoneta Azul. Yo, que estaba siempre al día de la actualidad pop conduciendo la propia furgoneta por las ondas de BI FM… Ay, yo, escuchando cotidianamente las novedades discográficas, consultando las publicaciones especializadas, adalid, con todo, de lo último que surgía en formato single, de los nuevos nombres que desembarcaban al circo del rock… Ay…

Bueno, en realidad, no era, ni muchísimo menos, para tanto pero, ciertamente, se me hace extraño consultar los tops de 2015 que publican los diversos medios y comprobar que conozco a muy pocas de las bandas reseñadas y, por tanto, heme aquí, tratando de elaborar mi cosecha disquera del año que está a punto de acabar y ver que la gran mayoría de los títulos y artistas seleccionados no aparecen en ellas y siendo consciente de que, de haber prestado más atención a lo publicado en estos doce meses, muchas de estas reseñas no tendrían cabida entre “lo mejor de”. O sí. A saber.

En fin, sea como fuere, me da para, al menos, dejar aquí diez referencias, las diez que más he escuchado, las diez que, si la memoria no me falla, he acabado comprándome en formato físico y, por lo tanto, entiendo que habrán merecido la pena… Va, arriba con ella… Mi Top Ten…

10.- BELLE & SEBASTIAN: “Girls in peacetime”. No es su mejor disco, ni mucho menos. Lo escuché porque lo tenía que escuchar. Lo compré por completismo (y porque encontré el CD a un precio más que competititvo) Y aunque hay algún tema que, lo admito, suena casi hasta ridículo (así me lo parece, por ejemplo, “The party line”, aunque luego veo a Nico bailarla cual poseso y me encanta), siguen quedando otros muchos con la sensibilidad, las letras y la calidad marca de la casa y eso, viniendo de una de mis bandas favoritas de siempre, ya es un tanto suficiente como para que aparezca aquí. Por cierto, espero que la actualidad nos traiga en breves buenas noticias al respecto del estado de salud de Stuart Murdoch.

9.- BRAND NEW SINCLAIRS: “This is Brand New Sinclairs & other chronicles”. Support your local team, que decía aquel. Pues sí, supongo que el hecho que sea una banda del pueblo habrá tenido que ver a la hora de sumarles a la lista pero, igualmente, este trabajo de los baracaldeses es realmente disfrutable. Han ganado, en mi opinión, acelerando su sonido hacia territorios más, ejem, rockanroleros sin dejar de lado sus querencias, ejem, rythmnbluesescas. Su directo, por cierto fue el que me conquistó, el que me llevó a pillar el LP y el que provocó, en definitiva, que me vea obligado a reseñarlos como uno de mis discos de 2015.

8.- COURTNEY BARNETT: “Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit”. Primera coincidencia con la ortodoxia mediática. Sí, este nombre y este título aparecen por doquier en revistas, blogs y demás familia. Y sí, disco interesante, molón, ecléctico (para bien) que, por momentos, ojo, me recuerda a Sheryll Crow. Ahí queda eso. Eso sí, ni me lo he comprado ni, en principio, me planteo hacerme con él.

7.- NEW ORDER: “Music complete”. Escuchando “Music complete”, el nuevo disco de los de Manchester, me viene a la cabeza el mensaje que Bernard Summer (o Peter Hook, ahora no recuerdo) lanzó hacia la mitad del concierto que ofrecieron allá por el 2006 en Boadilla del Monte (Madrid), en el extinto festival Summercase: “NO MORE GUITARS!”. Y empezó la fiesta. Una fiesta protagonizada por sintetizadores, bases, beats y demás cacharrería electrónica. Los New Order, en definitiva, parece que vuelven a mirar más hacia su época Ibiza y se marcan un álbum con el que han conseguido reconciliarse con muchos de sus fans decepcionados con sus trabajos anteriores. A mí, desde luego, me han vuelto a convencer y eso que tampoco es que les hubiese dado de lado cuando había más guitarras.

6.- DJANGO DJANGO: “Born under Saturn”. El primer disco de estos muchachos me entusiasmó. Tal es así que fue, para mí, el mejor trabajo internacional de 2012. Con este precedente, debía escuchar “Born under Saturn”. Y así lo hice. Y me gustó. Y aunque creo que no tiene la frescura de su predecesor, sigue resultando altamente interesante y siguen pareciéndome una de las bandas más a seguir la pista en la actualidad. He dicho.

5.- DMA’S: “DMA’S”. Mi rollo total, sí. Así es. Britpop oldschool el que practican estos mozos australianos con pintas de, esto es así, chavs de Bristol o por ahí. De hecho, por sus pintas, nadie diría que practicasen un pop como el que atesora el EP homónimo con el que les he descubierto y que, como veis, es uno de los que más me ha encandilado del presente año. Es más, diría que “Feels like 37” es una de las canciones de 2015.

4.- DISCO LAS PALMERAS!: “Asfixia”. Abrasivo. Intenso. Demoledor. Son algunos de los epítetos con los que me da por calificar el último álbum de los gallegos Disco Las Palmeras! Un muro de guitarras emocionante y unas letras en las que se aprecia una gran carga crítica hacia la realidad que nos rodea. Una agradable sorpresa para mí habida cuenta de que sus dos anteriores trabajos no me habían dicho mucho. Y si antes proponíamos un tema de DMA’S como canción del año, “Cállate la boca” no le va a la zaga, amigos.

3.- LOS GRANADIANS DEL ESPACIO EXTERIOR: “La onda cósmica”. No es que uno sea un gran aficionado a los sonidos más cercanos al reggae o al rocksteady o a cosas así. A decir verdad, son géneros que no me desagradan pero que me cansan al de pocas canciones. Por ello, otorgo un gran valor a “La onda cósmica”, el quinto trabajo de los Granadians, ya que me he merendado su LP del tirón unas cuantas veces. Me da la impresión de que tiene que ver con el hecho de que además de mantener sus señas de identidad ¿caribeñas?, han dado cabida en este artefacto a sonidos más psicodélicos y etéreos de modo que, para mí, se ha convertido en un caramelo delicioso, digerible y altamente adictivo. Además, me encanta ver cómo se contornea el enano cuando lo pinchamos en casa. Discazo.

2.- AIRBAG: “Gotham te necesita”. Y el título a disco del año nacional en mi casa se lo lleva… Tachán: “Gotham te necesita” de los Airbag. Y me digo que no podía ser de otra manera. Y no le pongo al nivel de “Alto disco” o “Manual de montaña rusa” porque me gustan demasiado pero, como mínimo, los iguala. Ponerte este disco supone un chute vitaminado con los ingredientes marca de la casa: punk-pop urgente y preciso, con sus letras costumbristas, frikis y veraniegas, con las evidentes referencias de siempre (Weezer, Los Ramones) Ni un pero a este trabajo. Merecida plata general, merecido oro local.

1.- SUFJAN STEVENS: “Carrie & Lowel”. Lo elegí como mi disco del año en las primeras escuchas. Porque es emocionante. Mágico. Onírico. Porque es sencillo. Íntimo. Porque tiene efectos sanadores. Porque recuerdo un día volviendo a casa, escuchándolo, y el sol se ponía y se produjo una extraña comunión con mi entorno. Una sensación de paz total. Es un álbum que transmite una espiritualidad para nada impostada. Absolutamente natural, no sé cómo decirlo. Y luego, una vez en casa, leyendo sus letras, dedicadas a su madre fallecida, aún lo valoras mucho más porque sabes que es un ejercicio brutal de terapia personal para el propio cantautor. Delicado. Sencillo. Maravilloso. Y, en este caso, me alegra comprobar que este “Carrie & Lowell” recibe una positiva unanimidad bastante amplia de las gentes que se dedican profesionalmente a esto de evaluar la música. No sé, no me cabe ninguna duda de que este es el mejor disco de 2015 o, al menos, el más bonito.

22 de septiembre. Mi Banda Sonora.

Ayer volvimos a la rutina. La odio pero creo que, por primera vez en mi vida, la necesitaba. No por mí si no por el niño. Necesitaba que él necesitase volver a comer bien, volver a dormir en su cuna. No sé. Suena viejuno. O responsable. O paternal. Es la verdad. Necesitaba que él volviese a la rutina.

Ayer Nicolás sacó del Espirit un disco al azar. Ya llega a cogerlos de maravilla. Su manita derecha sacó el «This here is Bobby» de Bobby Timmons. Buena elección. Lo escuchamos. Luego fuimos a Correos a recoger el EP de DMA’S. Puro britpop. También lo escuchamos. Y luego el «Comfort» de Splashh. Sí, pasamos casi toda la mañana en casa. Volviendo a la rutina.

Hoy ha sonado «The gift» de los Jam. Recordé que con «A town called malice» Nicolás disfrutó en su día. Hoy no ha gozado tanto, creo yo, con Weller y compañía.

He acabado la tarde absolutamente enfebrecido con Stereolab. No sé por qué, la verdad. Es uno de esos grupos que siempre debería catalogar de favorito y, sin embargo, acaba sepultado por otros nombres. Pero la cosa es que cada vez que vuelvo a encontrarme con la banda de Tim Gane y Laetita Sadier vuelvo a disfrutar como casi con ningún otro grupo. Siempre es algo especial y espacial escucharles.

Buscando completar su discografía, echando un vistazo a precios de sus singles, rastreando dónde hacerme con una camiseta de ellos, contemplando fotografías, disfrutando con su imagen, etcétera… He llegado a un post titulado «Si Dalí viviera, ¿su banda favorita sería Stereolab?». Para qué quieres más.

Dalí siempre ha sido un personaje que me ha fascinado. Que me ha llamado la atención sobremanera. Estas vacaciones he estado en su casa de Portlligat. Y en el castillo que tenía en Púbol con Gala. Me he comprado dos biografías de él. Para qué quieres más. He estado, con todo, otra vez, muy enfebrecido con Dalí. Como lo he estado hoy, otra vez, con Stereolab.

Volver a la rutina por Nicolás. Volver a la rutina con Stereolab y pensando en Dalí. Esto último parece antagónico. Mañana le pongo el «Dots & loops» al pequeño. Sí. Puede que hasta le enseñe algo del de Figueres, a ver qué dice, cómo reacciona. Sí. Y, si cuadra, rememoraré estas semanas de asueto en forma de post. Todo eso mañana. O no. Veremos. El resto puede servir como banda sonora de hoy, martes, 22 de septiembre de 2015.

27 de agosto. Mi Banda Sonora.

El «Moseley Shoals» en el coche. El que ha salido aleatoriamente del archivador de CD’s al no poder elegir por ponerse verde el semáforo. Bien. Adoro «The day we caught the train».

Seguimos preparando Ebrovision. Han sonado en Spotify The Hot Sprockets. Rock’n’roll añejo y abrasivo que augura un buen directo. Ya les contaré.

Cambio radical de tercio. En Spotify ya el «Crystal» y su presunta cara B «Bena». Hablo de Delorean. Las he buscado a raíz de una entrevista que les hacen en Muzikalia. La charla con Ekhi, cantante de los zarauztarras, me ha parecido un tanto sinsorga pero me ha llevado a disfrutar de esas dos pedazo de canciones. Se agradece.

Foto de Santi. «DMA’S» de DMA’S. No sabía de la existencia de este grupo. Al parecer, australianos. Tocan hoy en Madrid. Pop británico oldschool. Me han molado mucho, sí. A Eneko le van a encantar.

Foto de Eduardo. «1979 Now!» de Vic Godard & The Subway Sect. Una maravilla, oigan. Los Subway Sect me sonaban vagamente como nombre que asociaba al punk de los 80 y así. Y no me equivocaba, no. He indagado un poco y por esa época y enclavados en ese estilo estaban capitaneados, claro, por Vic Godard. Pero, ojo, este disco, este «1979 Now!» suena a soul (añadan el Northern si quieren) elegante, emparenta con los Style Council y con otras referencias modernistas y británicas de la época (época 1979 y por ahí, se entiende) Insisto: una maravilla. Quiero este disco. Y lo quiero ya. Que además la portada mola (en la imagen)

Vaya tarde más guapa, musicalmente hablando, se ha quedado este jueves, 28 de agosto de 2015. Disfruten a Joe Bataan los que estén por Bilbao, por cierto.