9 de junio. Mi Banda Sonora.

Cosas nuevas. Desde el curro y en Spotify. Esa es la consigna que me he autoimpuesto hoy. Nada de discos escuchados una y mil veces o manidas listas de reproducción.

«The decline of British Sea Power and the Decline Era B-Sides» de British Sea Power para empezar por el mero hecho de recibir una notificación de la propia plataforma advirtiéndome de que ya está disponible dicho álbum en ella. Cañero, claro.

«Rolling on down the lane» de Pete Ross & The Sapphire. Porque la amiga Lo Pi me ha invitado a través de Facebook al bolo que este artista y banda o lo que sea va a ofrecer en el Satélite T de Bilbao el próximo jueves a las 20:30. Pensando en mi amiga y en el garito en cuestión me había hecho a la idea de algo más fiestero o divertido. No sé. Sí sé que no iré a este concierto.

Todas las canciones que Los Nastys tienen en Spotify. He llegado a ellos tras leer la crónica de la tercera fiesta Panorama que se celebró el pasado viernes en Bilbao. A estos, por ejemplo, tras escucharlos hoy, ya me hubiera molado ir a verlos.

«Shades of Love» de Walt Dickerson. El sábado se inagura en Bilbao un club dedicado al soul y a la música negra: Hot Buttered Soul Club. Uno de sus promotores es Alex quien, además de estar poniendo los dientes largos a los asistentes al evento con una selección de los temas que pinchará, por otro lado ha puesto algo así como One of my favourite jazz albums ever seguido del enlace a un vídeo de youtube de un corte del disco mencionado anteriormente que, por supuesto, me he escuchado. Minimalista e hipnótico.

«Quiet Village» de Martin Denny. Una canción. Mi amigo Ikaz me ha mencionado para llamarme la atención al respecto de un vídeo que también ha compartido en su muro advirtiéndome que la escuchase, que me iba a gustar. Y sí, una cosa de estas raras, exóticas que suele escuchar el bueno de Ikaz. Música de aires hawaianos, atemperada por unos sofisticados aires jazzies. Todo muy lo-fi, muy lounge. Muy guapo, sí.

«Crystal» de Delorean. Hitazo de los zarauztarras que no he escuchado en Spotify pero sí he descubierto navegando por las procelosas aguas de la red. Electrónica pop o pop electrónico, no sé a qué lado decantar la balanza. Sea como fuere, huele y suena de maravilla. Siempre dan en el clavo. Arriba lo tienen.

Esta ha sido mi ecléctica banda sonora de hoy, martes, 9 de junio de 2015.

7 de abril. Mi banda sonora.

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Tengo la impresión de que mi cara ha absorbido todo el sol que ha emergido estos dos últimos días. Se ha quemado. Pero bien quemada. Rojo como un tomate. El domingo salió el sol en el sur de Francia y el paseo por la localidad de Arcachon comenzó a tostarme. El lunes también brilló el astro rey en Barakaldo y acabó por abrasarme. Rojísimo. No sé muy bien a qué viene escribir sobre la rojez de mi rostro. Será que mientras lo hago, mientras lo escribo, el calor que emana mi cara no me deja pensar en otra cosa. A saber.

Hemos ido a Burdeos esta Semana Santa. Lo hemos hecho en coche y, claro, buena parte de la banda sonora de esos días se ha producido ahí. Tampoco mucho porque cuando Nicolás dormía apagaba el radio CD. ¿Qué ha sonado? Los CDs 1 y 2 de la caja Deluxe C86 y el primer disco de Vetusta Morla, elección esta realizada por mi señora.

Burdeos. Me ha gustado mucho su vida, su ambiente, sus bares, sus restaurantes, su vino y sus librerías. Y su romántica decadencia arquitectónica que conllevó un interesante debate con las amistades en Facebook al respecto, entre otras cosas, de por qué nos gusta el deterioro de algunas ciudades foráneas y no el propio. Je, una especie de reivindicación de nuestro declive. Más o menos esto, entre otras cosas.

Burdeos. También nos han gustado algunas tiendas de ropa y algunas que he encontrado de discos. A una de ellas, fui a tiro hecho como encarecida recomendación de Javi: Diabolo Menthe. Disquería atiborrada de LPs y CDs hasta tal punto que uno llega a aturullarse (y más si sabes que tu mujer y tu hijo te esperan para seguir conociendo la ciudad y, por lo tanto, no dispones de todo el tiempo del mundo). «The Sermon!» de Jimmy Smith me traje del citado establecimiento y éste fue el que capitalizó la banda sonora del lunes 6, ya en casa.

El domingo por la mañana también piqué en el mercadillo de la plaza Saint Michel. Me compré un disco, «In a tribute to Duke Ellington», de The Frankie Capp Percussion Group por su portada (en la imagen) y por su precio. Este aún no ha sonado, lo admito. Y sí, por su portada. No será el primero ni el último que compre por dicho criterio.

Y hoy, jornada del regreso a la rutina, más allá de Playlists varias y más allá de mi quemazón facial, he reescuchado un disco que, en su momento, hace un par de años, me gustó mucho: «Machineries of joy» de British Sea Power. Sigue sonando que te cagas.

Esta ha sido mi banda sonora de hoy, martes 7 de abril de 2015.