“No hay nada más vacío que un estadio vacío. No hay nada menos mudo que las gradas sin nadie”. Eduardo Galeano en su libro ‘El fútbol a sol y sombra’.
Desgraciadamente, esta frase ha adquirido un siniestro significado entre los aficionados a este deporte durante el último año y medio a causa de la pandemia. Afortunadamente, parece que, poco a poco, las gradas se vuelven a poblar, las niñas y niños vuelven a darle al balón y este juego, lo más importante de lo menos importante, va recobrando el pulso.
Desgraciadamente, las aficionadas y aficionados del centenario Barakaldo CF mantenemos una sensación de vacío y silencio ante la incertidumbre que atenaza el futuro de nuestro club. Al descenso deportivo a la 3ª RFEF, quinta categoría del fútbol español, se une la peliaguda situación económica que incluso pone en riesgo la continuidad de la entidad.
Afortunadamente, un grupo de socios del Baraka hemos seguido creyendo en la supervivencia del club y nos hemos puesto al servicio del mismo con el objetivo de salir a competir, desde la austeridad económica, desde el compromiso y la responsabilidad con el pueblo al que la institución representa y desde el convencimiento de que puede seguir sin convertirse en una empresa privada. Lo hemos intentado hasta que, definitivamente, se nos han cerrado las puertas que, en un momento determinado, se nos abrieron.
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