Me habría comido una flauta con jamón para desayunar. O el ulular del viento durante la noche ha sido como asistir a un concierto de travesera. No sé. Cualquiera de las dos excusas podrían haber servido para tratar de explicar el hecho de que el primer disco que ha sonado esta mañana en casa haya sido ese maravilloso «I talk with spirits» del excelso flautista (y saxofonista) Roland Kirk. Bobadas. No sé, de hecho, por qué he de buscar una explicación al acto de acercarse al mueble Spirit de Ikea y seleccionar equis LP. Hay veces que, efectivamente, se escoge uno u otro por alguna motivación concreta, porque determinado acto, visionado, frase, sueño o interés lo provoca pero, otras veces, no hay nada que, a priori, lo secunde. Igual un psicólogo lacaniano le saca chispas a esto y recurre al inconsciente como fuente de inspiración. Se lo preguntaré a alguna compañera.
Sí puedo argumentar, en cambio, la elección del segundo disco, «Fonorama» de Cooper. Esta vez, al ir a devolver a su sitio el álbum de Kirk, premeditadamente buscaba algo más inmediato, más directo. Luego el color verde que reina en la carpeta del primer trabajo de Cooper ha hecho el resto.
Ya en el curro. Josh Rouse. Hay nuevos temas del cantautor yankee en Spotify. «Some days I’m golden at night» y «New Young» (magnífica) que sirven de adelanto a lo que será su nuevo larga duración, que sale a la luz, si no me equivoco, aprincipios de abril y que se titulará «The embers of time». Josh Rouse es, para mí, uno de esos artistas que no fallan, el típico cuyas canciones son adecuadas en casi cualquier momento. Su disco «1972» me parece una obra excelsa que es muy probable que incluiría entre mis 20 álbumes favoritos de siempre.
Luego me he fiado de la recomendación que el capo de Beltza Records (tienda de discos fun-da-men-tal en Donosti) ha hecho en el Facebook del álbum «Mahogany Soul» de Angie Stone. He probado y me ha gustado, sí. No estoy muy acostumbrado, la verdad, a este tipo de soul moderno o R&B o lo que sea pero escuchando este trabajo dan ganas de dedicarle un poco más de atención (¡qué temón «Brotha»)
El día ha acabado guay, musicalmente hablando al menos, ya que he escuchado el «Proof of youth» de The Go! Team y no me acordaba del pedazo de disco que es.
Esta ha sido la banda sonora de mi 26 de febrero de 2015.