Como os dije hace cosa de mes y medio, he tenido la suerte de participar en un muy original artefacto pergeñado por el gran Char-Lee Mito llamado Confitados, colándome entre un puñado de artistas, músicos, diseñadores, escritores y cocinillas varios. Colándome y colando una pequeña pieza, un breve diálogo que me salió a borbotones poco después de que el Mito me preguntase si tenía algo escrito en torno a la pandemia, el confinamiento y demás. Y, como digo, salió ésto, CARGA VIRAL, pieza que hoy comparto aquí, pero que si la leéis en Confitados mejor, porque en papel mola más y además está muy bien acompañada. Venga, os dejo con Marta y Jorge y unas escenas de matrimonio pandémicas.
Marta enciende la luz de la mesilla.
– Uf, ha estado bien – dice Jorge.
– …
– ¿No? – pregunta.
– Sí, bien – responde Marta de forma aséptica.
– ¿Qué pasa?, ¿no te ha gustado?
– ¿Por qué no me has querido besar en los labios?
– ¿Qué?
– No me has besado en la boca ni una vez.
– ¿Qué dices, Marta?
– Lo que oyes. Que no me has besado en la boca.
– Anda, venga, venga… esto me recuerda a Pretty Woman y…
– Que no estoy de coña, joder, te lo estoy diciendo en serio.
– A ver… pues yo qué sé… no ha surgido, no sé, me habré dejado llevar y no he atendido a besarte… yo qué sé…
– Es porque trabajo en primera línea, ¿no?
– ¿Qué?
– Claro… es eso.
– Pero qué dices, Marta, de verdad…
– A ver, Jorge, nos conocemos. Tienes miedo a que pueda contagiarte y por eso ni te acercas a mi lado de la cama.
– Marta, acabamos de echar un polvo.
– Sí, bueno, pero no me has besado en la boca.
– Y vuelta la burra al trigo.
– Jorge, ya sabes que en el súper nos han puesto máscaras de protección especial, que solo permitimos el pago con tarjeta, que usamos guantes todo el rato y tenemos gel hidroalcohólico a nuestra disposición todo el rato.
– Sí, bueno, pero, ¿cuánta gente pasa diariamente por la caja, eh?
– Ya salió.
– ¿Qué?
– Que ya lo has admitido. No me has besado por miedo a contagiarte.
– Joder, a ver… es que una cosa es que nos toquemos y respiremos conjuntamente y que lo hagamos después que te hayas duchado y tal, pero…
– Pero qué.
– Joder, pues que ya sabes que el coronavirus se transmite por la saliva y cuanto más nos besemos, más carga viral puedes transmitir.
– ¿Carga viral? Pero ahora qué eres, ¿un puto virólogo o algo así?
– No sé, Marta, tía, joder… que este rollo me vuelve un poco loco, ya sabes.
– A ver, para el resto no has tenido ningún tipo de pudor pero para besarme…
– La carga viral, Marta, joder…
– La carga viral, la carga viral… anda, duérmete.
– Cariño, sabes que te quiero, pero… venga, dame un beso.
– Ahora, ¿no?
– Un piquito pequeñito, va…
– Deja, deja… no te vaya a transmitir mucha carga viral. Buenas noches.
– …Marta apaga la luz de la mesilla.
*La imagen es de mi colección de paredes que hablan.