Miles Davis fue heroinómano. Mujeriego. Putero. Tuvo unas cuantas esposas y a algunas de ellas no las trató nada bien. También tuvo problemas con el alcohol y con la cocaína. No creo que muchos de los que tocaron con él pudiesen dedicarle buenas palabras. De igual modo, no tuvo muy buena relación con los críticos musicales. A uno de sus hijos no le pasó la manutención pese a estar forrado. Todo eso lo he leído (lo estoy leyendo) en su propia autobiografía. No sé qué se diría cuando el mítico trompetista falleció en 1991, pero sí sé que en esa época no existían las redes sociales y, por tanto, no proliferaron los debates entre fans y jeiters y que la imagen de una de las figuras más importantes de la historia de la música acabó perdurando. Que igual son indisolubles los dos roles y que no se puede valorar uno sin tener en cuenta el otro. No lo sé. Supongo, en definitiva, que no me iría a cenar con Davis, pero no puedo evitar disfrutar de sus discos y apenarme por que no hubiese podido ampliar su legado. Ahora sustituyan a Miles Davis por Diego Armando Maradona. No se me ha ocurrido otra forma de comentar la muerte del 10 después de todo lo que ya se ha escrito. La foto del Diego embarrado, por cierto, es la que puse en Northern Football tras conocer su fallecimiento.
La biografía de Miles Davis la mencioné en el episodio de ayer de Cienfiebres Musicales (puedes escucharlo aquí desde el blog). Es uno de los frutos literarios que me va a dejar la cosecha de 2020. Ese fue el tema central de mi podcast y ese será el de los tres próximos capítulos: repaso a lo mejor del año. En el de ayer ya hice mención a mis hitos futboleros; la muerte de Maradona, claro, la de Robinson, la liga del Liverpool, el 8-2 del Bayern al Barça, las gradas vacías por culpa del bicho (y no hablo de CR7)… no sé, supongo que me dejaré otros momentos importantes relacionados con el balompié de este infausto año. Agradecería recordatorios en los comentarios. Sea como fuere, tal escasez de imágenes pone de manifiesto mi mala memoria y que, en realidad, ya no veo fútbol, sólo al Baraka.
Solo (al) Baraka. Al amigo Luisbe le ha gustado esa frase final del anterior párrafo por lo que me ha dicho en Twitter al escuchar el especial Cosecha 2020 en Cienfiebres Musicales (también puedes escucharlo aquí desde Spotify). Por eso también he hablado, claro, de mi club favorito en el mismo. De la mierda de año que también en lo que respecta a lo gualdinegro está siendo (o ha sido) este curso. Estamos en caída libre. Y eso que este fin de semana ni hemos perdido ni hemos empatado. Tampoco ganado. Se suspendió por un positivo en Covid de un integrante de la plantilla. Aún así, el Baraka es mucho Baraka y yo, por si acaso, estuve pidiendo la hora, no vaya a ser que todavía nos quitasen tres puntos por algún tema administrativo o algo. Esto pretendía ser un chiste o tener gracia. Ya me voy. Cierro al salir.
Como se enteren tus amigos bielsistas de que has omitido el ascenso del Leeds entre los hitos futbolísticos del año…
Jeje… amén de mi mala memoria, confesaré que, más allá de sentirme atraído por el personaje, yo no me incluyo en ese ismo por lo que justifico el olvido… (y, además, no olvidemos que desde que leí Maldito United, para mí siempre será el Dirty Leeds… 😉