– “Movilla, ¡vete ya!” – gritamos, en tono de chanza, el año pasado mis amigos y yo en la presentación oficial del Barakaldo CF y del, desde entonces, nuevo entrenador de la nave gualdinegra. Una exhortación a que se marchase aunque aún no hubiese dirigido ni un mísero entrenamiento.
Una broma con la que reírnos de la actitud que, muchas veces, destila una parte de la afición del club de Lasesarre. Una parte de la hinchada que no acaba de estar contenta casi nunca y que se muestra, a menudo, excesivamente crítica con lo que ven sobre el césped, en la tribuna, en el palco, en los vestuarios, en los ambigús y, a veces, incluso en las propias calles del pueblo.
Y, ojo, no seré yo quien niegue el derecho a ser crítico y a cuestionar las cosas cuando no se comparten o se no ven subjetivamente bien, siempre que, eso sí, esas críticas se hagan desde el respeto. Creo, de hecho, que el poder cuestionar determinados aspectos de una entidad u organización significa que la gente que la rodea está viva y que la vive y que, bien encauzadas, estas críticas pueden ayudar a progresar. En todo caso, hay veces que se pasan o nos pasamos de castaño oscuro.
Sea como fuere, el curso pasado no dejó mucho lugar a los más agoreros. Una temporada de 80 puntos, en la que se perdió la primera plaza en la última jornada, en la que nos clasificamos para el playoff y en la que se avanzó en la copa hasta disputar una eliminatoria contra un equipo Champions, entre otros muchos aspectos, sepultaron las voces más agrias. Y, aún así, haberlas, húbolas.
Lo que debí imaginarme al término de la misma es que una temporada tan buena podía dar alas a las facciones más recalcitrantes. El listón se había puesto demasiado alto y, por lo tanto, la pretensión para esta nueva campaña debía ser igualarlo o superarlo.
No importa que, precisamente, como consecuencia de un año tan sobresaliente, la plantilla haya sufrido una importante desbandada; no importa el hecho de que se confirmase el despropósito federativo que volvía a confeccionar un surrealista grupo II que reúne, este año, a seis o siete clubs que, sólo por nombre, son claramente candidatos a ocupar las plazas nobles del mismo, además de equipos que, quizá sin tanto nombre, han recogido un importante maná económico que, por ende, ha transformado a sus plantillas en potentes escuadras listas para aspirar a las más altas cotas y todo ello sin olvidarnos de las habituales sorpresas que se dan o se pueden dar año tras año. Es decir, junto al propio Barakaldo, por supuesto, vislumbro una competencia de unos 8 o 9 equipos durísimos para acceder a las cuatro primeras plazas.
No importan estos y otros factores que, a buen seguro, se me escapan. No importa. Habida cuenta de lo conseguido, hay que volver a petarlo. Y no me parece mal que, a priori, se parta con ambición y con objetivos grandes, siempre y cuando, eso sí, se tengan en cuenta las dificultades y se tengan los pies asentados en la tierra, en la realidad.
Y tampoco con todo esto quiero poner vendas antes de la herida. Pero veo que han bastado seis jornadas de liga y dos eliminatorias coperas para que se desenfunden las escopetas y se empiece a disparar a todo lo que se mueva. Tres victorias, dos derrotas y un empate. Y la eliminación del torneo del KO. Aceptando lo irresoluble de esta última competición, en liga el conjunto gualdinegro ocupa la sexta plaza empatado a 10 puntos con Arenas, Real Unión y Toledo. Los de Movilla se hallan, en estos momentos, a tres puntos de la primera posición, ocupada por un sorprendente Leioa. Los más negativos me pueden decir que también a cinco de los puestos de descenso. Pues vale.
Me parecen, por tanto, exageradas las críticas que estoy leyendo y escuchando en estos últimos días, sobre todo a raíz del empate con el Sestao River. Creo que una parte de la afición se está comportando como nuevos ricos, acostumbrados a la élite y a los privilegios olvidando, muy pronto, dónde estábamos antes de ayer y dejando de lado el contexto comentado anteriormente, contexto que, por otra parte, también explica las posiciones de otros equipos grandes.
Insisto: seis jornadas. ¿Debíamos comandar ya, a estas alturas, la clasificación en solitario y con mano de hierro? No lo creo. Sí, el año pasado así fue pero el guión en estas categorías varía mucho de un curso a otro como bien sabe todo aquel que, como es mi caso, sufrimos y disfrutamos el fútbol de bronce desde hace décadas.
Creo que hay que tener un poco más de paciencia y confiar en el cuerpo técnico actual avalado, en mi opinión, por todo lo demostrado la campaña pasada, no sólo a nivel deportivo. Confiar también en la actual plantilla. Puedo admitir e incluso comparto que parece más descompensada que la del curso anterior. Creo, sinceramente, que hay más calidad pero menos músculo y menos fondo de armario.
A pesar de ello, insisto. No nos volvamos locos. Esto acaba de empezar. Del mismo modo que la temporada pasada no era de los que lanzaba las campanas al vuelo por el hecho de que en la jornada seis se marchase en primera posición con 15 puntos, ahora no podemos verlo todo negro por haber perdido contra un claro favorito al título como el Albacete, por haber caído en la complicada cancha de un equipo que también disputó playoff el curso pasado (Socuéllamos) o por haber dejado escapar dos puntos en el derbi de la margen izquierda.
Un poco más de sosiego, por favor. Cada cual tiene sus puntos de vista, sus sensaciones pero la realidad son 10 de 18 puntos posibles. Ningún drama, vaya. Crítica sí, pero si puede ser constructiva, mejor. De lo contrario, el “¡Movilla vete ya!” del principio se convertirá en una especie de profecía autocumplida que devuelva a los nuevos ricos a ese axioma que nos ha enseñado la crisis socio-económica de lo de vivir por encima de nuestras posibilidades.
PD: la imagen que acompaña a la entrada, si no recuerdo mal, es del diario El Correo, e ilustra la alegría momentánea que se vivió en la última jornada de liga, contra el Arenas, cuando Alain Arroyo nos puso por delante. Este sábado volvemos a Gobela. Estoy seguro que no se va a repetir el ambiente de dicho partido pero sí espero y deseo que podamos vivir escenas como esta en esta temporada.
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