2016 pinta bonito para el Barakaldo CF. Sí, ya sé que esto es un repaso a lo acaecido en 2015 pero precisamente por ello me atrevo a vaticinar que el nuevo año se prevé positivo para el conjunto gualdinegro. Y es que la primera mitad de la temporada 2015-2016 acaba de forma inmejorable para los dirigidos por David Movilla. Líderes en liga, con sólo una derrota en el casillero, firmando los mejores números de los cuatro grupos de la 2ªB y, lo mejor de todo en mi opinión, transmitiendo unas sensaciones de seguridad, ambición y poderío que hacía mucho no se veían en Lasesarre.
La temporada pasada, mismamente, se mantuvieron las opciones de clasificación para el playoff de ascenso casi hasta el final pero, sin embargo, el equipo generaba dudas, se le intuía frágil y no se veía sobre el césped la capacidad de generar ilusión. Fue una pena porque la plantilla, a priori, parecía muy competitiva y también porque me hubiese gustado que el último año de Alberto Romero como presidente del Barakaldo CF finalizase de forma exitosa.
Afortunadamente, como decía, las tornas parece que han cambiado. Algo ha cambiado, como ya me lancé a predecir (en modo absolutamente cienfebrista, obviamente) a principio de esta campaña. Y precisamente uno de los grandes responsables de ese cambio ha sido el mencionado expresidente. Romero y su junta directiva. Ellos cimentaron las bases de algo que parece que ahora mismo empieza a cristalizar. Sin sacar al club del pozo deportivo y económico en el que cayó al inicio de su legislatura, hubiese sido imposible que ahora las expectativas de los socios gualdinegros sean las que son. Por ello, de nuevo, despidiendo 2015, hay que volver a entonar ese Gracias, Alberto.
Pero fútbol es fútbol, como decía aquel, y por mucho que se haga una buena gestión desde los despachos si esta no se refrenda en el verde, poco se puede hacer. Y, en este sentido, podemos identificar, desde el pasado verano, a un claro responsable de que las cosas, también en lo deportivo, se están haciendo bien: don David Movilla.
El técnico de Romo, me consta fehacientemente, no era la primera opción para la directiva liderada por Orlando Sáez pero hemos de agradecer a los dioses que esa primera apuesta no fructificase y se decidiesen por Movilla. Así, el míster, acompañado por otro viejo conocido de la casa en la tarea de director deportivo, Iñaki Zurimendi, confeccionaron, en pleno estío, una renovada plantilla que por la procedencia de muchos de los futbolistas (muchos de ellos de fuera de Euskadi) y, por tanto, por el desconocimiento de los mismos, ofrecía dudas. Dudas que se fueron disipando prácticamente desde la primera jornada.
El juego de este Barakaldo ha recuperado las señas de identidad del club, basadas en la pelea, la brega, la lucha, la presión y una clara vocación ofensiva, incluso con el marcador a favor (algo que no debería destacar pero que hago habida cuenta de los recientes precedentes) Vemos ahora un equipo que transmite la sensación durante los 90 minutos de que el partido en liza no se va a escapar bajo ningún concepto. Y vemos ahora una plantilla muy compensada en la que se tiene la certeza de que juegue quien juegue lo va a hacer bien. O, dicho de otro modo, cada domingo hay 16 jugadores potencialmente titulares.
Evidentemente, este mérito hay que otorgárselo al entrenador. Pero más allá de ello, creo que el verdadero gran logro y ya gran éxito de la presente campaña por parte de Movilla, es el hecho de que el discurso, la idiosincrasia y el mensaje que genera la entidad ha virado del agorerismo, el escepticismo y el “no se puede” a la fe, a la ambición deportiva y al “sí se puede”. Una victoria que se está viendo en liga y que se ha visto en el otro gran hito gualdinegro de este ya casi extinto 2015: la participación del Baraka en la copa del Rey.
La actitud demostrada en esta competición ejemplifica bien a las claras de qué va este Barakaldo. No sólo en la eliminatoria frente al Valencia CF sino en las rondas previas, con la que le enfrentó al Huracán como culmen. Una comunión entre todos los estamentos del club que dan como resultado éxitos deportivos, sociales e incluso económicos (sí, deportivos también ya que, aunque se cayese contra un Valencia de Champions, la imagen mostrada por los pupilos de Movilla tanto en Lasesarre como en Mestalla ha reforzado, bajo mi punto de vista, el proyecto)
Y esto, amigos, no es casualidad. Es fruto del trabajo y de la planificación. De una dedicación brutal. Trabajo, planificación y dedicación son los principales rasgos que definen la labor de Movilla. Él no cree en la suerte. Así nos lo dijo en un encuentro que tuve la suerte de disfrutar hace un par de meses con el míster y un par de colegas más y que fue un hito más en ese ismo que ha nacido en este 2015: MOVILLISMO.
No me extiendo más al respecto de mi Baraka. Vuelvo al principio. 2016 pinta bien. Muy bien. Luego, quién sabe, puede que, deportivamente, el año sea decepcionante pero, de momento, se están ganando muchas cosas. Ya se han ganado muchas cosas. 2015 acaba guay para los intereses gualdinegros.
All you need is Klopp
Mi otra gran fuente de forofismo futbolero es el Liverpool. Quizá lo que más se puede recordar de este año que acaba a las orillas del Mersey es el nombre de un alemán que se ha sentado en el banquillo de Anfield hace poco más de dos meses: Jürgen Klopp. El carismático extécnico del Borusia Dortmund fue el elegido para sustituir a un Brendan Rodgers que ya durante la temporada pasada dio muestras de haberse quedado sin ideas al frente de la nave Red y que al inicio de la presente campaña empezó a caer sin remisión.
A Klopp ahora hay que darle, en mi opinión, tiempo. Ha recogido un equipo que estaba en una dinámica muy mala. Ha heredado una plantilla, en mi opinión, muy floja y descompensada. A pesar de ello, ya va enseñando la patita de su estilo y, lo que es más importante, ha devuelto la ilusión a la parroquia scouser. Los resultados no acompañan del todo (aunque no se está lejos de los puestos Champions) pero parece que la caída se ha revertido un poco.
En todo caso, como decía, tiempo. Me gustaría poder evaluar al Liverpool de Klopp cuando sea el Liverpool de Klopp, es decir, cuando sea él y su staff técnico los que se encarguen de diseñar la plantilla y de planificar una temporada entera. Miremos a medio-largo plazo para poder medir el efecto “All you need is Klopp”, para comprobar si, efectivamente, era el candidato ideal para el Pool o, por el contrario, si todo lo que rodea al míster alemán son fuegos de artificio.
¿Más fútbol?
No sé qué más cosas puedo decir a nivel balompédico echando la vista atrás a estos doce meses. Puedo mencionar el debut de mi sobrino Adrián con la elástica del Athletic. Sí, queridos, un miembro de la estirpe Luceño ha sido convocado por la factoría de Lezama para probarle y ya ha jugado un partido con ellos. Un gran premio al curro del chaval, sin duda. A los que le rodeamos nos queda sujetarle para que no se lancen las campanas al vuelo, para que siga trabajando igual de bien en el que es su actual club, el Somorrostro, y para que siga demostrando que es un crack enorme en las tareas académicas.
¿Más? No sé… Lógicamente, viviendo aquí, 2015 ha sido un año especial para los athleticzales. Esa final de Copa contra el Barça y esa Supercopa alzada en verano provocaron que, una vez más, Bizkaia se tiñese de rojiblanca. Otros recuerdos que me sobrevienen son ver al FC Barcelona hacerse con la Copa de Europa desde un pueblo catalán, rodeado de socios culés que no pudieron escaparse a Berlín porque tenían que acudir a la misma boda a la que acudí yo. Me viene a la cabeza el nombre de un colega, Javi, sevillista él, desplazándose a la capital andaluza para celebrar la enésima copa de la Europa League del equipo de Emery. No sé qué más… La emocionante salida de Iker Casillas, la reciente marcha de Mou del banquillo del Chelsea, cómo sonó una de las bombas de París en noviembre desde el campo que acogía un Francia – Alemania o el ridículo merengue con la eliminación copera frente al Cádiz por alineación indebida…
En fin, un año entretenido para una de mis fiebres, fiebre que no decrece con el paso del tiempo si no, más bien, todo lo contrario. Conforme avanzo en edad me da que cada día disfruto más de determinados aspectos de este deporte aunque también son más las cosas que me asquean del mismo. Veremos qué nos depara 2016.
PD: la imagen procede de mis Paredes que Hablan.