Libro de escolaridad de mi hermano José. Una foto de mi hermano Pedro con mi hermana Loli (el primero ejerce de aguantavelas aunque, posiblemente, él no lo supiera en ese momento). Una carta dirigida a mi abuela, mecanografiada, con una redacción impecable, plagada de referencias católicas y militares. Ropa interior a estrenar. Pijamas sin estrenar. Camisones sin estrenar. Una enciclopedia de la década de los cuarenta de mi padre. Ajada pero legible. Una postal navideña de una ex. Un libro de los tres investigadores. Miles de facturas de la luz, del agua, del teléfono. Una bufanda que una compañera de clase le hizo a mi hermano. Fotos de tíos, primos, amigos. Cien euros. Adornos navideños. Muchos pares de zapatos. Una bata de mi padre (que ahora tengo puesta). Calzones largos, antiquísimos, con las iniciales de mi padre bordadas (entendemos que formaban parte de su ajuar). Más fotos de mis padres con nosotros y con sus nietos. Mi libro de escolaridad de EGB. Una carpeta de la universidad decorada con fotos de Los Planetas, de Radiohead, de Luna, con entradas de conciertos de Placebo, de Sexy Sadie. Muchas cintas de cassette: de Supergrass, de La Unión, de Depeche Mode, de los Charlatans, etcétera. Un colgante con una virgen. Las primeras gafas de mi madre. Varios mecheros. Una foto enmarcada de la boda de mis tíos de Barcelona. Un libro de Tom Sawyer. Un diccionario del vino. Un hacha pequeña. Ropa, ropa y más ropa. Varias maletas. Una bufanda de mi padre que ahora está en mi armario. Una camiseta conmemorativa del playoff del Baraka del 98. Unas fotos que le hice a mi madre para un trabajo de fotoperiodismo. Libretas de ahorro antiguas. Recetas de medicamentos. Radiografías. Sábanas, colchas, mantas. Manteles, cubiertos, juegos de café. Una miniatura de la catedral de Santiago recuerdo de Compostela. Una miniatura de uno de los tigres de Gaudí del Parque Güel recuerdo de Barcelona. Una tele de juguete en cuyo interior se ven fotos de Salamanca recuerdo de Salamanca. Documentación de la mili. Una bufanda del Athletic. Un Atlas de Geografía e Historia. Una máquina de escribir electrónica. Unas blusas de mi madre super extrañas. Etcétera.
Mucha vida.
Hemos pasado parte de este fin de semana vaciando el piso de mis padres. Nuestro piso. Nuestra casa. Me ha dado pena usar el verbo vaciar y he tratado de buscar otro pero no se me ha ocurrido. Por otra parte, así ha sido. Lo hemos vaciado. Ha sido emocionante. Tristes algunos momentos y preciosos otros. Es la vida, supongo.
Buenos días.
PD: la imagen la tomo de mis Paredes que Hablan.
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