El pasado domingo, 26 de abril, nos entrevistaron a Jorge y a mí, como representantes de Educablog, en el diario El Correo al respecto de las #Edusohistorias. He de admitir que no sabía qué esperar a tenor de cómo discurrió la misma y de experiencias de otras compañeras y compañeros entrevistados en este medio en concreto. Afortunadamente, quedó una pieza muy bonita, titulada ‘Historias de la trastienda de la vida’, firmada por María José Tomé. Si te apetece leerla, puedes hacerlo pinchando aquí y también aquí.
A raíz de la publicación de este reportaje, nos han surgido entrevistas o nos han llamado de diferentes medios de radio y televisión, entrevistas que os iremos anunciando en los próximos días desde las redes sociales de EducaBlog. Es curioso, en todo caso, el efecto multiplicador que tiene aparecer en el diario del grupo Vocento. Es lógico, en cierta forma, ya que es el periódico más vendido en Bizkaia, pero no deja de sorprenderme su capacidad de no sé si llamarlo influencia o, simplemente, la facultad de que lo que toca en sus páginas también se convierte en noticia para otros medios de comunicación. Un fenómeno que, a decir verdad, no sé si habla muy bien de esos otros medios.
Sea como fuere, para aventurarme a hacer este análisis de lo que yo mismo bautizo como el «efecto El Correo», me baso en la situación descrita anteriormente, en que esto mismo lo he observado en otros casos, con otras personas, con otras noticias, en que así me lo han admitido profesionales del propio diario y, más aún, de otros medios replicantes y, por último, también basado en mi propia experiencia.
En este sentido he de confesar que, en 2002, también fui entrevistado en el diario El Correo (puedes leer dicha entrevista en este link). En aquella ocasión, el objeto de mi aparición en sus páginas respondió a mi experiencia como voluntario en diferentes entidades y querían profundizar un poco en ello para su sección dedicada al ámbito solidario. El caso es que, en aquella ocasión, no es que me llamaran de ningún otro medio o que concediese más entrevistas, no. Fue aún peor (tómenlo con ironía): me concedieron el Premio Tonetti de Euskadi a la Labor Humanitaria de 2004, galardón que, por ejemplo, han recibido personajes ilustres como – y no es coña – Nelson Mandela.
Hoy es la primera vez que cuento, desde alguno de los muchos vomitorios digitales que he usado desde aquel año, lo de mi Premio Tonetti. No por vergüenza ni nada por el estilo. Pero sí que por una cierta sensación de que se me sobrevaloró con dicho premio. A ver, todo lo que dije e hice en aquella entrevista es cierto. Es decir, sí, a mis por entonces 24 años, había colaborado interesada y desinteresadamente en un montón de organizaciones. Unas veces por motivaciones estrictamente solidarias, otras con interés experiencial y otras, incluso, con el fin de meter la cabeza como voluntario para, a lo mejor, acabar siendo contratado como Educador Social.
Un reconocimiento, por tanto, que agradecí, agradezco y agradeceré, del que me siento muy orgulloso pero que, como pensaba entonces y sigo pensando ahora, se merecían mucho más que yo personas con una amplísima trayectoria en el mundo asociativo, solidario, humanitario, etcétera… Que, sin embargo, al no ser entrevistadas en un medio como El Correo, al no ser difundida su labor, al no recibir el «efecto El Correo» no han tenido un reconocimiento como éste.
PD: la fotografía que encabeza este artículo es obra de Fernando Gómez, fotógrafo de El Correo al que se le adjudicó la función de poner imagen a la entrevista de 2002 citada en este texto.