«(…) Excavé tumbas en Egipto. Buceé para recolectar perlas en los mares de la China. Trabajé en una licorería en Basingstoke. En fin, ya ve, que entré en una rutina pesada: todo el rato cambio, cambio, cambio. Aquello al final se volvió monótono»
El tío Percy Spillinger en la desternillante y bizarra cena organizada por Reginald Perrin. Un fantástico pasaje que he querido guardar para recordar de mi lectura del libro de David Nobbs ‘Caída y auge de Reginald Perrin’.
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