La pelota. La pelota vasca. Llamada a convertirse, si no lo es ya, en una nueva fiebre. Y sin saber muy bien, además, por qué. Tiene que ver, supongo, con un, casi que diría, inconsciente acercamiento, ATENCIÓN, a la cultura vasca. O diré consciente. No sé. Me estoy metiendo en un jardín. Quiero decir que, al fin y al cabo, llevo 36 años viviendo en Euskadi y, obviamente, su cultura me ha impregnado. Quizá la explicación radica en que en la actualidad me interesa más que antes. La cultura vasca. Eso es. Eso supongo que es. Eso me pasa por leer a Pinilla.
Luego pienso que por muy pelota vasca que se llame y a pesar del supuesto arraigo que tiene con esta tierra, nunca lo he percibido tan intenso o no, al menos, tanto como lo es en La Rioja o en la ribera navarra. En estas zonas, este deporte es ampliamente seguido, tiene mucha presencia y está absolutamente integrado en su acervo. Mucho más, insisto, que lo que yo lo he percibido en Euskadi o, maticemos, en Barakaldo o en la margen izquierda en general. Es probable, pues, que si me acerco a Gernika la cosa cambie.
Me enfebrece el ambiente del frontón. El griterío, las apuestas, el pacharán, el humo del tabaco. El ritmo de los partidos es sensacional. El golpeo frenético. La velocidad de los delanteros. La potencia de los zagueros. Las apagadas tertulias de los aficionados. Tranquilas. A veces monosilábicas. El folklore que lo rodea. Que los torneos se disputen coincidiendo con las fiestas o, en definitiva, que la pelota se convierta en una actividad más del programa festivo de la localidad en cuestión. Su simbología, sus iconos, el fajín del pelotari, el trinquete, la jaula, el cuatro y medio, los cuadros alegres, los botilleros, la txapela. Y me gustan los frontones clásicos, no los típicos insertados en un polideportivo (¡no dejen de echar un vistazo al reportaje ¡Salvemos los frontones!)
En fin, será que, sin yo darme cuenta, mi suegro, riojano él, me ha contagiado su pasión por este deporte y ahora sigo (tampoco con voracidad, lo admito) la actualidad del mismo en las páginas deportivas, esté deseando ir a ver un buen partido de pelota al frontón de Bilbao o ir a fiestas de Pradejón a disfrutar del festival que se organice con ese motivo. Y que me ha llevado incluso a soñar con apuntar a Nicolás a la escuela de pelota de Barakaldo y verle algún día vestido con una camiseta roja o azul en la que se lea el nombre de Luceño I, el cual, por otra parte, me resuena súper pelotari. Ahí es nada.
Una fiebre que soy consciente que puede ser pasajera pero que, ahora mismo, deseo que perdure.
PERO MIENTRAS, VOLVEMOS AL FÚTBOL. LA JORNADA.
Extraña jornada la de este domingo para el Barakaldo. Es como si fuese de transición. El típico partido que parece pasar desapercibido tras una intensa semana – la pasada – en la que se disputó copa y se ganó a uno de los gallitos del grupo y justo antes del sorteo que dictaminará el rival en tercera ronda en el torneo del KO (recuerden, el lunes 22, a mediodía) Y, para más inri, llega un recién ascendido, vecino de provincia, el Leioa. Y a mí me da en la nariz que nos puede dar un susto porque los de Movilla andan bien y por lo apuntado, porque parece como si el Baraka o los que lo rodeamos estuviese en off. Espero, con todo, que Intxaurraga haya trabajado este aspecto y arengue a sus pupilos para que salgan a tope a por los tres puntos. Sería importantísimo ganar este choque y el de la semana que viene contra otro debutante en la categoría, el Socuéllanos, lo que conllevaría mantenernos en la primera plaza y, sobre todo, ir generando un colchón de puntos con respecto a la quinta plaza. Y luego ya habrá tiempo de pensar en la copa.
No me moló el regreso del Liverpool a la Champions. No vi el partido, vale, pero las crónicas relatan un choque soporífero y ganado in extremis con un gol de Gerrard de penalti en el 93. De dudoso penalti diría yo. Y todo ante un rival como el Ludogorets. Cuando llegue el Madrid será para echarse a temblar. ¿Aspectos positivos? Que Balotelli ya ha marcado como red y los tres puntos, claro. Poco más. Recordemos, además, que en liga se perdió la pasada jornada contra el Aston Villa en otro encuentro en el que los de Brendan Rogers no hicieron demasiado. Y este sábado, a las 18:30 hora española, visita a una de las canchas más bonitas de Londres, la casa de uno de los equipos que mejor me cae de la Premiere: Boleyn Ground, West Ham United. Los del Mersey le sacan dos puntos a los hammers y es más que necesario tratar de obtener la victoria para no descolgarse de los puestos nobles. Esperemos que así sea.
Buen fin de semana.
* La foto que encabeza esta nota pertenece a mi amigo David de Haro.